jueves, 26 de abril de 2007











MEDELLIN 0 NACIONAL 1

¡Qué perrada!
Por: Roosevelt Castro B.

Voy a contarles lo que me sucedió el pasado 10 de septiembre de 2006, cuando quería salir en hombros y resulté saliendo con el rabo entre las patas. Es una película digna de presentar en el “festival de Canes”.

Sí, vuelvo a salir con el rabo entre las piernas y no es para menos: ha perdido “el poderoso” Deportivo Independiente Medellín. Este hecho lo he repetido en los últimos 12 clásicos contra nuestro rival de plaza, en los últimos dos años que nos hemos enfrentado. Con decirles que los 245 que hemos jugado, ellos suman 100 mientras que nosotros sólo lo hemos hecho en 68 veces y van 77 empates.

Es la tarde-noche del domingo 10 de septiembre de 2006. Yo me cuento entre los 42.417 aficionados que asistimos al Estadio Atanasio Girardot y que acompañamos a los equipos paisas, en su primer clásico de la Copa Mustang II.

Es que cada que juega mi rojo del alma me madrugo para ir al “coloso de la 74” (como lo llaman mis parceritos de la Rexixtenxia Norte al estadio Atanasio Giradot), ponerme la camiseta que más quiero en mi perra vida: la del DIM, para ir a comprar la boleta, con mi gran amigo Gustavo o Deportivo Independiente Medellín Giraldo.

Venimos del norte, más exactamente desde el barrio Urapanes, en el municipio de Bello. Transitamos por todo la autopista entonando esa cancioncilla que dice “Donde estés estaré junto a ti”. Montados en su vetusta moto llegamos un poco despeinados y desaliñados a las inmediaciones del estadio Atanasio Girardot, en Medellín (Colombia) y donde saludo algunos hinchas y amigos rojiazules, que nos salen al paso.

Al llegar, también saludo a mis amigos que trabajan como vigilantes de Mirocan en la Unidad Deportiva. Tonny, Dyango, Perrucho y Troya, son algunos nombres de mis más de 25 mejores amigos, que han estado ahí desde hace más de diez años.

Lo que más admiro es su ecuanimidad y su equilibrio a la hora de ladrar, pues no lo hacen ni en rojo, ni en verde, ni en naranja. Como quien dice: no se identifican con ningún color de ningún equipo de fútbol de nuestro país o del exterior.

Claro que Dyango me dijo que, de vez en cuando, ladra en amarillo, azul y rojo haciéndole fuerza a nuestra selección Colombia y que aulló mucho cuando Iván Ramiro Córdoba le hizo el gol a México para quedar campeones de la Copa América, en le 2001. Además, me confesó que es un trabajo muy estresante y dispendioso:

“Estoy levantado desde las 6 de la mañana. Trabajo hasta las 12 meridiano. Descanso 6 horas y vuelvo y cojo turno a las 6 de la tarde. Lo que más me da rabia es esa manera tan beligerante y violenta como algunos hinchas actúan. Yo soy un perro de paz, como lo es nuestra empresa. Con eso de la violencia “ a otro perro con ese hueso”

Troya, una de las pocas hembras que trabajan en la seguridad del Atanasio, me dice que también es hincha la paz en los estadios:

“Como dice mi compañero Dyango. Somos perros de paz, es que eso de la violencia no nos gusta. Es que como diría el árbitro Agapito Silva, de “La Pelotera Deportiva” y de “el Despelote”: “Por hoy Saquémosle tarjeta roja a la violencia y démosle la norma de la ventaja al amor” “Guau”.

Esta perra vida

El ritual dominical lo venimos haciendo Gustavo y yo desde hace quince años. Hemos compartido tristezas y alegrías.

Las lágrimas brotan de mis ojos e igualmente de los de Deportivo Independiente Medellín Giraldo Zuluaga, (¡uf! Que nombre tan largo, ¡Qué pereza!... mejor, llamémoslo “tavo”), por la muerte de su primera esposa: Patricia Cantor. La pobre mujer muere de una preclancia; es decir: una “presión sanguínea alta” cuando va a tener el primogénito de “Tavito”. Lo malo del cuento fue que también el bebe murió. ¡Qué tristeza!

En el fútbol colombiano, muchos han sido los técnicos que han padecido este mal de la preclancia, es decir de la “presión”…por la prensa, por la dirigencia, por la hinchada e incluso algunos han fallecido, como la primera esposa de “Tavito”.

De ese hecho, tan luctuoso como mi pelo, han transcurrido 15 años, los mismos que tengo yo. ¡Qué casualidad!. ¿Será porque por ese entonces “Estrella”, su perrita Pequinés, se unió a un french Poodle vecino y nací yo?. De ésta manera es como me trajo Dios al mundo: un híbrido entre Poodle y Pequinés; como quien dice: “sin pedigrí”. ¡Pero no importa!, así somos los hinchas del Medallo.

Otra tristeza bien brava fue en las semifinales de la Copa Libertadores del 2003. Ese “gol de chiripa” que nos hizo el Santos todos lo lloramos; hasta los jugadores que no salían del asombro, la desazón y el desencanto.

Pero, y como diría Rubén Blades, “la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida”. Las alegrías también han estado en nuestro inventario personal y perruno.

La campaña que más recordamos con regocijo es la realizada por nuestro amado equipo en 1993 cuando, de la mano de “el chiqui” García, fuimos campeones por cinco minutos. Nuestro equipo le ganaba al rival de la plaza, con gol de Carlos Castro y necesitábamos el resultado de Barranquilla. Si Junior perdía, nuestro DIM era campeón. Lastimosamente, y con gol de Mackenzie en los últimos minutos, “los tiburones” se quedaron con el trofeo de campeones. Ese 19 de diciembre nos pegamos una perra recordando y cantando los goles realizados, en ese año, por Oscar Pareja, Carlos Castro, “el pájaro” Juárez y “La Gambeta” Estrada. Mi cabello negro se eriza de sólo recordarlo.

Claro que la perra más grande nos la pegamos el 27 de junio del 2004. Es que eso de coronarse por cuarta vez campeón del fútbol rentado colombiano fue motivo para que “No nos esperaran en la casa “. Ganar aquí en el Atanasio al rival de plaza, con goles de Jorge Horacio y de Rafita Castillo, y después empatarle al equipo de Juan José, es para tomar “Guaro a lo loco”. Ha sido tan grande la borrachera que las pulgas se me caían de la perra.

El recuerdo viene a mi chandosa cabeza porque para acceder a esa final tuvimos que empatar, en el último minuto, con el Deportivo Cali. El chocoano Cesar Valoyes de tremendo cabezazo la mete al fondo de la red. Lo demás ya lo saben: campeones por cuarta vez.

Dos títulos, en menos de un año y medio, nadie lo podía creer y menos nosotros, pues después de 47 años de abstinencia campeonil, ya nos tenía más trasnochados que los perros calientes que vende nuestra vecina. Ya lo habíamos disfrutado en la final del 2002 cuando le ganamos a Pasto acá y le empatamos allá. Podemos afirmar que esos pastusos “estorbaban más que un perro en misa”.

Las que nunca estorban son las porristas rojas. Siempre apoyan al equipo. Levantan el ánimo. Y con sus movimientos de cintura, cual delantero ágil del DIM, y en palabras del padre Nevardo Cataño, otro hincha fiel del poderoso y del “todopoderoso”, “nos lo tienen levantado hacia el señor. Los hinchas, los periodistas, los dirigentes y hasta los jugadores “les han echado los perros”, cuando han estado alentando a nuestro DIM.

No sé si esas preciosas porristas bailarán el can can, lo que sí estoy seguro es que les partí la torta… pero de mi promocionado y publicitado matrimonio con “Estrellita”, en el Atanasio Girardot. Y no es que sea un perro en cuestiones del amor y Desconozco también si mi amada ha tenido

Claro que si de partir tortas se trata, ya lo he hecho varias veces, pero en mi cumpleaños.

“Tavo” es seguidor del “poderoso de la Montaña” desde hace más de 40 años y recuerda que mi DIM se había coronado campeón en dos ocasiones: en 1955 y en 1957, con jugadores muy talentosos como “el charro” José Manuel Moreno, Seghini, Retamozo y “el canino” Caicedo. Y ahora esta cuarta estrella...pa´ que más. Es que estoy más contento que perro estrenando lazo. Todo el diciembre del 2002 y junio de 2004 me la pasé bailando, con los temas “Las chicas del Can” y de Wilfrido Vargas con su “baile del perrito”

Otra alegría inmensa es la aparición en nuestras vidas de Martha Lucía Muñoz Giraldo, la segunda esposa de “tavo”. No sólo porque lo ha ayudado salir de ese flagelo del vicio en que había caído, sino que resulta ser hincha del “poderoso DIM”. “Tavo” Giraldo, mi amo, la llama “la quinta estrella”

Es tan grande el amor por el Medellín que mi amigo Gustavo hizo los trámites para cambiarse de nombre; ya se dice llamar DIM Giraldo Zuluaga. Con esta noticia me encuentro “más feliz que perrito de rico, sacando la cabeza por la ventanilla del carro”, o si no que se lo pregunten a él. ¿Verdad Gustavo?

Ingreso al estadio

Yo no se por qué razón, pero soy un privilegiado: “Tavo” nunca paga mí boleta, pues me dejan ingresar gratis. Y no es que sea un “pato”, como muchos otros hinchas, al entrar, ya que soy un quinceañero en esto de hacerle barra a mi rojo del alma. Sí, soy una afortunado como otros pocos que también logran hacerlo pero otros, como mi amigo Pastor, que no.

Como buen hincha, brinco en la tribuna con mi camiseta del “medallo”, como tiene que ser. Miro con recelo a los hinchas verdes y les pelo el diente para infundir respeto, pues sé que los verdolagas son de muy malas pulgas. Entono los cánticos que salen de las bulliciosas gargantas de “Los Rexixtentes”. Grito, aúllo y me uno al coro que sale desde la tribuna Norte y que dice: “Vamos, vamos poderoso, que esta tarde tenemos que ganar”. Me uno a saludar otros parceros que son hinchas del “Poderoso DIM” como el alcalde de Medellín, Sergio Fajardo Valderrama. También me toca aguantar las intentonas de caricias de muchos niños y jovencitas, con tal de ver mi equipo del alma.

El equipo ingresa al gramado. La alegría es incontenible. La serpentina, el confeti, el papel picado, la pólvora y los polvos rojos y azules invaden el estadio, en una gran fiesta multicolor. Norte es una sola voz .Lo mismo acontece en sur. “Los Sureños” arman su fiesta, muy similar a la nuestra.

Por el sonido interno una voz retumbante y aguardientosa, no sé si por el mal sonido del estadio o por el spiker, se anuncia las alineaciones de los equipos.

Medellín saltará al terreno de juego con Brayan López en la portería,; Lewis Ochoa, José Mera, Andrés Ortiz, Eduardo Domínguez, Danilson Córdoba, en la defensa; mediocampo para Nicolás Torres, Jaime Castrillón, Rodrigo Riep ; adelante César Valoyes y Jackson Martínez. En el Banco (...pero no cobrando el biyuyo): Jaime Bran Gómez, Juan Pablo Pino, Alejandro Vasco, Diego Álvarez e Iván Corredor.
Director Técnico: Víctor Luna. Asistente técnico “el profe” (?) Edgar “el panzer” Carvajal, una especie de “perro de Jauría” que tuvimos jugando en nuestras toldas y quien cuidó, como “perrito faldero” o mejor como un CANcerbero, nuestros intereses.

Luego lee la nómina de nuestro rival y después los himnos nacional y antioqueño.

El clásico 245: ¡Qué perrada!

Cuando el árbitro Sebastián Valencia de Quindío., da el pitazo inicial y arranca el “Gran Derby” antioqueño, como dirían los doctos en la materia futbolera, la ansiedad comienza a jugar con mi organismo. Por no perderme ni una jugada, me abstengo de orinar en el primer poste que se me atraviese. Yo sé que el Nacional es un hueso duro de roer y tengo que estar atento a todo lo que suceda en el Atanasio Girardot. También, reconozco que son más de 11 clásicos que mi amo “Tavo” no me lleva en hombros.

La parcialidad del referí Valencia provoca la ira de la hinchada escarlata que le gritaba: “perro” “perro” y máxime cuando en el minuto 15 de esta primera parte se inventa un penalti que le hacen a Zuñiga. Al cobro el portentoso “Aristigol” quien lleva más de 330 goles como profesional. Además, es el máximo artillero en los clásicos con 18 goles. Como que nos la tiene velada.

Pita el quindiano Valencia y nuestro portero Brayan López se luce tapándole la que podría ser la anotación 19 de “Aristi” y que Domínguez ayuda a evacuar al saque de esquina.

Pero no sólo a Valencia le gritan. También lo hacen con los asistentes arbítrales. Por ejemplo al asistente arbitral número uno, Hoover Navia, la fanaticada le vocifera: “chandoso, levantá ese banderín” y a Orlando Andrade, asistente arbitral número dos, “cuánto te dieron de mordida”.

El primer tiempo se va como acto perruno: empatados. Después de un suculento “perro caliente” con gaseosa, vuelvo a la tribuna pensando que los cachorros de mi medellincito del alma, van a sacar adelante el marcador con esos galgos del nacional, pues he visto como “perrea” a sus adversarios mi amigo fiel César Valoyes.

Volvemos a la tribuna. Gustavo me levanta en hombros, grita y tira, como es su costumbre, su par de mocasines muy particulares por cierto: uno rojo y otro azul. Me cuenta que la primera vez que lo hizo alguien se los cogió y no se los devolvió; piensa, hasta hoy, que pudo haber sido un hincha de Nacional el que se los birló.

Empieza la segunda parte de esta película. Yo no quepo en la ropa de la felicidad: aúllo, brinco, estoy más feliz que perro estrenando collar, me empujo otra salchicha para calmar los nervios, como lo he hecho en varias ocasiones con mi amo, pensando que el partido va a terminar como el acto sexual de los canes: “empatados”…! Pero no. El Nacional, que ha salido con todo, empieza a hacer sucumbir el ataque rojo, como quien dice: “perro que ladra no muerde”.

La nariz me suda, me como las uñas, me rasco la nuca, hasta que por fin nos “Cabeciaron”. Sí, al minuto y medio del tiempo de reposición de la segunda parte, el delantero verdolaga Oscar Echeverri levanta el centro desde la punta izquierda; Sergio Galván Rey, quien ha ingresado al área con olfato perruno, de un cabezazo impresionante, les pone a ganar el partido a mis rivales de plaza. Es un gol muy “embarazoso” para nuestro cancerbero Brayan López, quién no puede rechazar tremendo cabezazo. No lo puedo creer. Quedo “más aburrido que perro en misa”.

La impotencia roja es grande. Ya en el minuto 77, el defensor José Mera, al servicio de nuestra casaca, da tremendo patadón y es expulsado por el central Valencia. Se forma un conato de bronca y yo pienso: “estos van a acabar hasta con el tendido de la perra”, y a Gustavo y a mí nos toca irnos del partido con el rabo entre las patas.

RXN y LDS: Una pelea de perros.

Para fortuna verdolaga la fiesta sureña no se ve empañada, pues al finalizar los partidos mis amigos de RXN, más conocidos como “La Rexixtenxia Norte”, siempre se enfrentan con los seguidores del Atlético Nacional, que se dicen llamar “Los de Sur” y que se identifican con las letras LDS. Son hechos tan oscuros y negros como el color de mi pelo. Parece una pelea de perros.

Es que según los reportes que hace la policía, de las versiones anteriores del clásico montañero, en los hechos habían sido averiados 25 automotores y destrozados teléfonos públicos, además de las vidrieras de algunos locales comerciales y residencias vecinas. Hinchas heridos y otros que abandonan el lugar como unos canes cobardes Lo que más me daba rabia es que no se detengan cuando inician una de esas “peleas de perros” entre sureños y rexixtentex.

Afortunadamente, el grotesco espectáculo siempre es controlado por la Policía Metropolitana, que captura a varios menores de edad belicosos.

Como yo soy enemigo de la violencia pienso: “a otro perro con ese hueso”, volteo el rabo y, a pesar de que salgo con el rabo entre las piernas, me voy a celebrar, pues con el billete de la compra de la boleta mí Medellín se lleva los más de $569 millones de la taquilla, para seguir teniendo más “sueños del balón”.

Al final me doy cuenta que “el hombre es el mejor amigo del perro”. Doy gracias a mi amo por permitirme ver otro partido de mi amado Medellín, pues soy hincha el fiel número 10 10. Mi nombre es Medallo y mi apellido: campeón...guau.



miércoles, 25 de abril de 2007

VÍCTOR ARISTIZÁBAL: Sinónimo de Gol



Por: Roosevelt Castro B.

Víctor Hugo Aristizábal Posada despertó a la vida y al fútbol, un 9 de diciembre de 1971, en el barrio Belén, en el sur occidente de Medellín. Belén, una suerte de pueblo pequeño con grandes mangas, tiendas de abarrotes y cantinas con billares, dentro de la gran metrópoli antioqueña, le servia como “patria chica” al pequeño párvulo sediento de gloria.

El hijo de Leonel Eudoro y de María Elena y el tercero de la familia Aristizábal Posada, era un inquieto muchacho con ansias de triunfar. Sus amiguitos de la escuela Jacklyn Kennedy, viendo sus virtudes y su olfato goleador, lo empezaron a invitar a jugar en los “desafíos” barriales. No tardó en destacarse no solo por sus anotaciones con sabor a barro o a arenilla, sino por su generosa nariz, razón por la cual sus compañeros lo empezaron a llamar “Pinocho”.

Esa “Goma” por jugar a la pelota lo lleva a las canchas de Campo Amor, a pedir la oportunidad de jugar en los equipos de Asesorias Hernando Díaz, en los torneos de la liga Antioqueña de fútbol. Jugó en las categorías cuarta y tercera.

Por recomendación de Hernando Díaz, su primer técnico en el fútbol, llega a la selección prejuvenil de Antioquia, orientada por Juan José Peláez. Es el año de 1985 cuando “Aristi” se enfunda la primera camiseta blanca y verde de las 8 selecciones paisas en las que participaría y en las cuales anotaría 25 goles.

En ese mismo año de su debut con la camiseta de Antioquia y en el mes de marzo muere su padre que, con la venta de chance, mantenía a su familia compuesta por su madre, dos hermanas, un hermano, y Víctor Hugo.

No hubo otra alternativa que abandonar sus estudios de tercero de bachillerato, en el Octavio Harry y ponerse a trabajar vendiendo chance, moliendo arepas o voceando el periódico del día, en Belén Rincón, pues le daba pena con sus amiguitos del barrio que lo vieran vendiendo la prensa diaria

Insiste con e fútbol. Pasa a los equipos del Colegio Antonio Nariño donde convierte más de 70 goles en las redes contrarias.

Más tarde, en 1989, llega al cuadro Atlético Nacional y de la mano de Nelson Gallego empieza a fundamentarse como gran goleador. Su debut con el cuadro verde no se hizo esperar: el 2 de agosto de 1990 pisa el gramado del Atanasio Girardot como profesional del balón, enfrentando al Deportivo Pereira.

Su primer gol se lo hizo al portero Lisandro Abello, del Sporting de Barranquilla, un 23 de agosto de 1990, en la portería norte del “coloso de la 74”. A los 16 minutos de iniciado el partido, Víctor Hugo se escapa por la punta derecha y con balón cruzado vence la resistencia costeña.

De eso han transcurrido 16 años y todavía lo sigue haciendo, con un record difícil de igualar para goleador colombiano: más de 333 goles, en los diferentes equipos en los que ha militado.

Sus hermanos Carlos Albero, Angelina y Sandra ó su madre María Elena siguen viendo en Víctor Hugo ese ser humano preocupado por el mejor estar de su familia y al mismo tiempo celebrando todas y cada una de las anotaciones que ha realizado con el cuadro verde de Antioquia, que ya suman más 190.

Además, las alegrías entregadas al pueblo colombiano con nuestra selección que llegan a 19 dianas, incluyendo las 6 que marcó en la Copa América del 2001 y que lo erigieron como el máximo anotador del combinado nacional, en ese torneo.

Así mismo, quién no recordará ese “escorpión” contra Chile en un partido amistoso con Colombia, cuando estaba recién casado con Catalina Echavarriaga Lopera, en 1994.

De igual manera, a alguien se le olvidó los 33 gritos de gol de los fanáticos del Sao Paulo, en las temporadas 96/98. O las 31 anotaciones con el Victoria Guimares en el 2002. O las 28 con el Cruzeiro de Porto Alegre, en el 2003.

Igualmente, como no rememorar los 12 goles con el Coritiba ó los 5 con el equipo del rey Pelé, el Santos. Además, las 15 dianas que convirtió este romperedes antioqueño, cuando se encontraba defendiendo los colores del Deportivo Cali, en le 2001.

Una de las máximas frustraciones que tiene “Aristigol” es que en su debut internacional, jugando para el Valencia de España, en 1994, no pudo marcar en los arcos contrarios. Pero eso no lo amilanó

Es que ni a Emilio, su último hijo, se le podrá olvidar de la memoria esas grandes gestas de su padre, porque de manera permanente se las estarán recordando, por más de 300 veces, sus hermanitas Maria Camila ó Juanita.

Víctor Hugo Aristizábal Posada es Sinónimo de gol y sus goles son vida.




martes, 24 de abril de 2007

HISTORIA EN PELOTA




Voy ha contarles mi historia al desnudo, es una ...

Historia en pelota


Yo no sé por qué todos me tratan a las patadas, si soy la más importante del deporte de las multitudes: el fútbol. Es que sin mí no podían jugar. Así de sencillo. Debe ser un proceso milenario, pues desde China hasta nuestros días he sufrido ese maltrato machista.

La historia comienza en el oriente pero no antioqueño, sino en las extensas praderas de Asia. Veinticinco siglos antes de nuestra era, en la antigua y milenaria China se practicaba un juego violento que servía para el eficaz entrenamiento de las tropas. Esto consistía en impulsar una antecesora mía hecha de cuero crudo, rellena de crines, hasta la meta rival para conseguir el éxito. Con el tiempo esto se convirtió en un espectáculo. ¡Puedo decir que allí empezó mi maltrato!.

Luego, los egipcios adoptaron una forma similar para ponerme a rodar por el mundo: en telas de colores me envolvían con cáscaras de granos y paja. Los griegos y los romanos no se quedaron atrás: usaban una vejiga de buey inflada y cosida. Todos siempre tratándome mal, a las patadas. ¡Qué tristeza!.

Fue en la Edad Media y el renacimiento europeo cuando un grupo de maltratadotes, entre los que se cuenta el pintor Italiano Leonardo Da Vinci, me cogieron y me cambiaron de forma. Y hasta el relleno era diferente: las crines de los caballos me servían de alimento para “mantenerme en forma”.

No sé si di un gran salto, pero en México me hicieron de caucho y tuve alguna consideración con sus jugadores: ya no me maltrataban con los pies, sino que lo hacían con la cintura u otra parte del cuerpo. ¡Gracias a Dios! , O mejor dicho a los dioses aztecas!. Eso fue antes que vinieran esos trogloditas europeos y vinieran a conquistarme. Claro que me cuentan las malas lenguas que Hernán Cortez se llevó una muestra de una de nosotras para llevársela como regalo a Carlos V. ¡Es que nada que ver, tu sabes!

A mediados del siglo XIX tuve un “Goodyear”, es decir un “buen año”. Sí, fue exactamente Charles Goodyear el que, con su ingenio, se inventó la manera que no me rellenaran de crines o paja o cualquier otro elemento y me diseñó una cámara de goma, hinchada por un inflador y recubierta de cuero. A ese norteamericano de Connecticut, le debo que no subiera de kilos y me conservara en forma. ¡Me pareció súper!

A Medellín llegué en las maletas de Guillermo Moreno, un rico comerciante antioqueño, luego de un viaje al viejo continente y sirvió para cambiar la lúdica rural que existía en nuestra ciudad por una más citadina, según lo cuenta el historiador Rodrigo de Jesús García, en su “Breve historia del fútbol en Medellín”. ¡Huy, qué nerdito!


Ya para 1931, Luis Polo, Antonio Tosolini y Juan Valbonesi, en Belle Ville, Córdoba, Argentina, me idearon sin tiento: el secreto consistía en una cámara dotada de una válvula que impedía el escape de aire une vez inflada mediante un pico. ¡como quien dice “ahí están haciendo el oso siempre”!

Un año antes, me cuenta una vieja pariente mía que, en el mundial de 1930, las selecciones finalistas, Argentina y Uruguay, decidieron jugar con una familiar nuestra. El primer tiempo jugaron con nuestra pariente Argentina. Me cambiaron para el segundo tiempo por la uruguaya. Fue una muestra de cariño hacia mí. Nunca me sentí más halagada y soporté con un estoicismo bárbaro, las patadas de los 22 gladiadores suramericanos.

¡Uy, qué oso!. Mi cuerpo ha cambiado de forma, peso y tamaño. Mi peso y mis medias actuales son de modelo anorexica o bulímica, con decirles que no sobrepasa la libra: son escasos 450 gramos. Y mis medidas 90 – 60- 90 no son las ideales pues mi cintura ó mejor dicho mi circunferencia está entre 69 y 71 centímetros. ¡Son razones de peso y de medida como para estar acongojada!. Y qué decir de mi forma: redondita, aunque alguna vez fui ovalada.
Pero no sólo me han cambiado la forma, el peso y medida; también han transformado mis colores y mi vestimenta. Sí, desde medados del siglo pasado era marrón, después fui blanca, y ahora luzco cambiantes modelos en negro sobre fondo blanco y colores multicolores, como para que me puedan ver bien pintorreteada en las canchas del mundo.

Otra cosa que no tolero es que me cambien el nombre. Unos me llaman redonda, esférica, pelota, globa, la lunareja, la número cinco, pecosa, eso esta bien cuando de equidad de género se trata. Pero que me llamen con nombre masculino, eso si no lo puedo tolerar. Nombres como balón, el proyectil. ¡No lo soporto!... ¡No lo soporto! Y ¡No lo soporto!. Mejor dicho: ¡qué intensos!


Por eso amo muchos a los brasileros pues ellos me quieren como realmente soy : una bella mujer. Me llaman nena o gordita ó me colocan nombres como margarita, maricota, o Leonor. Con decirles que los más grandes del orbe futbolístico no me golpean, .. me acarician y hasta me besan. Vean algunos de esos genios lo que hacen conmigo.

Hasta aquí mi historia en pelota. Y recuerden siempre que soy una mujer muy ofendidiza. No me gusta que me traten a las patadas, ni que me peguen por venganza. Exijo que me acaricien, me besen, me duerman en el pecho ó en el pie. Soy orgullosa, quizás vanidosa. Los quiero mucho. Cuídense. ¡mua! mua!


domingo, 22 de abril de 2007

ROOSEVELT CASTRO LE SACA TARJETA ROJA A LA VIOLENCIA


“Hay hombres que luchan un día y son buenos,
hay hombres que luchan un año y son mejores,
hay hombres que luchan varios años y son muy buenos,
hay hombres que luchan toda una vida: esos son imprescindibles” B. Brech.

ENTRE DOS AMORES GIRA LA VIDA DEL “SHOFAR, ES TIEMPO DE PAZ”: EL FÚTBOL Y EL PERIODISMO Y LA VE CON UNA CLARIDAD PROPIA DE UN SER EVOLUCIONADO. LE ENCANTA EL ANONIMATO, PERO ES CONSCIENTE QUE CON SU TRABAJO HA LOGRADO INFLUIR EN MUCHAS DE LAS PERSONAS QUE GIRAN EN TORNO A UN BALÓN DE FÚTBOL. HAY UNA PALABRA QUE LO DEFINE: HUMILDAD.
Por: Erika Andréa Céspedes

Desde mediados del mes de abril de 2004 y justo como regalo de cumpleaños que le dio la vida a Roosevelt Castro empezó a contar sus “historias a la redonda”. Sí, desde el 16 de abril los proyectos de vida y el fútbol desde una mirada más humana se empezaron a ver en la televisión por cable, con “HISTORIAS A LA REDONDA”.

Por el sistema de televisión paga de Cable Unión de Occidente y su canal 8 (Expresiones de Antioquia), este intrépido periodista deportivo le dio por crear un espacio en la “pantalla chica” que contribuyera en dar a conocer tanto “héroe anónimo que se desgasta anímica, psíquica, física y económicamente y que no tienen ningún reconocimiento a su labor callada en beneficio del balompié”, como lo manifiesta Castro Bohórquez.
Con Crónicas, reportajes y perfiles realiza, produce y dirige su programa televisivo “HISTORIAS A LA REDONDA” para hacer un periodismo más humano y reflexivo que sirva de puente de diálogo y vocero de aquellos que no tienen voz. Hace poco cumplió 150 programas al aire y ha pasado de largo. Se emite los domingos a las 9 y media de la noche, con una duración de 30 minutos. “Es un espacio pensado para esas grandes personas que, con el fútbol, construyen un país mejor, en esos pequeños oasis de alegría y sana convivencia de los equipos de fútbol que dirigen y orientan, en medio de tanta aridez por la violencia indiscriminada que existe. Podemos decir que es un reconocimiento no mezquino de todos esos héroes anónimos o no de la pelota”, enfatiza Roosevelt.

El fútbol, un trabajo en equipo

En la actualidad “HISTORIAS A LA REDONDA es presentado por Roosevelt Castro y Natalia Carvajal, una talentosa estudiante de Comunicación social y periodismo de la Universidad pontificia Bolivariana.

A la hora de mencionar a personas que le deba agradecer y que hayan contribuido en el éxito del proyecto no duda un instante en mencionar a Jorge Mario Loaiza, Johnny Preciado, José Javier Botero, Sergio Jaramillo y Juan David Sánchez. Además, Carla Ramírez, Lina Rua y Wilson Calderón. También, Paula Alzate, Gabriel Levy y últimamente Jaime Castañeda.
"Jorge Mario es una persona muy sensible y entregada a nuestro espacio televisivo; Jhonny nos ha contribuido desde su cosmovisión de camarógrafo a mejorar el concepto visual, lo mismo que Sergio, José Javier y Juan David. ; Wilson tiene una doble misión con nuestro proyecto: es camarógrafo y es editor. “El cambio del concepto visual se lo debemos a este joven muy comprometido con nuestra propuesta televisiva. Desde que ingresó a principios de marzo de 2006, como editor del programa, nos ha entregado su talento, su mística y sus ganas”, expresa el director de HISTORIAS A LA REDONDA, Roosevelt Castro.

"Karla y Lina Rua son las encargadas de la emisión del programa; Paulita es la que nos critica de manera constructiva y nos ha ayudado a crecer, desde su vasta experiencia en la dirección del canal 8 (Expresiones de Antioquia), de Cable Unión de Occidente. Gabriel Levy Bravo es un “todo terreno” que siempre ha creído en todas nuestras locuras desde hace más de tres años y nos ha tendido la mano en todo momento. Jaime Castañeda, el popular “Elefante”, también nos ha tenido en cuenta en la nueva reestructuración del canal Expresiones de Antioquia (Canal 8), pues bajo su dirección esta alternativa dio un giro copernicano y se convirtió en canal deportivo, con un corte más humano. A todos muchas bendiciones y muchísimas gracias”, dice Roosevelt Castro acerca de su grupo de trabajo.

Igualmente, Roosevelt agradece de todo corazón a Natalia Carvajal, talentosa estudiante de comunicación social y periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana, por todo su aporte en beneficio del programa televisivo.

En Historias, el fútbol con saco y corbata.

Son varias las características que posee este espacio televisivo a través de la pantalla chica. No posee un set propio sino que se hace al aire libre, en especial donde el entrevistado “vive”, es decir en la cancha de fútbol o en la oficina donde trabaja el dirigente o en la casa de habitación.
Otra situación que caracteriza a “Historias a la Redonda” es que su presentador se viste con saco y corbata, no por capricho o por el registro televisivo del periodista deportivo si no por otra razón que, en palabras de Roosevelt, “es muy valedera”.

“ Lo de encorbatarse no es de mi agrado porque soy de una manera de vestir más informal, lo que pasa es que el saco y la corbata van de acuerdo a una cuestión simbólica que quiero darle al programa, es decir: cuando usted va a una fiesta en homenaje a alguien usted se coloca las mejores galas y eso es lo que hago cuando nos vestimos de esta manera formal: asistir e una “fiesta” en homenaje a estas personas que construyen un país mejor con una pelotea de fútbol”, explica el director y presentador de “Historias a la Redonda”.

“Más adelante, nuestro proyecto periodístico quiere apostarle a otros géneros un poco más complicados, pero muy satisfactorios para realizar: los documentales y los grandes reportajes”, concluye Roosevelt al ser indagado acerca del futuro de su programa “HISTORIAS A LA REDONDA”.

Es que entre las incontables actividades que realiza Roosevelt, en beneficio del balompié “paisa”, está la de periodista, donde ha sido multiplicador de mensajes para la paz, para la noviolencia, para el respeto, para el amor.

Tímido, reservado en lo que dice y colaborador como el que más, son las características con las que lo identificaban sus compañeros de estudio en el Alma Mater.
Posee un corazón muy grande a pesar de sus 1.55 metros de estatura, y dicen que hay gente que vale por lo que pesa y los 52 kilos de Roosevelt no avalan tal postulado popular, porque son muchas las toneladas de amor que tiene y muchas las que ha dado, este tolimense de más tres décadas de vida, en beneficio del balompié antioqueño.

Roosevelt es miembro de la Asociación Colombiana de Redactores Deportivos, seccional Antioquia (ACORD- Antioquia), de la Asociación Colombiana de Entrenadores de Fútbol (ASCENFUTBOL), que preside el odontólogo Francisco Maturana García,. Además, es Comunicador Social– Periodista de la Universidad de Antioquia, Diplomado en Comunicación Deportiva de la Universidad Pontificia Bolivariana, Miembro de la Mesa de Trabajo por el “Juego Limpio” en el Fútbol Aficionado de Antioquia, en la Comisión de Juzgamiento, y adscrita a la Oficina de la No-violencia del Departamento de Antioquia e hizo parte del panel del colegio de árbitros de la Liga Antioqueña de Fútbol. También es el Coordinador de Servicios de una casa de Banquetes.

El Génesis: ... y el payasito “Corazoncito” nace

En la escuela Francisco Montoya Kennedy, del municipio de Caramanta, en el suroeste antioqueño, nace el payasito “Corazoncito” y el filántropo Roosevelt.

“Yo nací en Villarrica, Departamento del Tolima. Fui el cuarto de la familia de 8 hermanos. Mis padres eran unos errabundos que habían recalado en Antioquia. Mi padre, un jubilado de la Federación de Cafeteros de Colombia, había llegado al departamento de la arepa en 1959. El primer municipio donde llegó la familia Castro Bohórquez fue Heliconia (Antioquia). Luego, y en su orden, Sonson, Betania, Caramanta, Santa Bárbara, Cañasgordas y Amagá”, evoca Roosevelt acerca de su recorrido por los pueblos de Antioquia que ha hecho su familia hasta recalar en Medellín a mediados de los 70’s.

En Betania empieza a soltar su vena artística. Canta y declama en su escuela, también colabora en la elaboración de las carteleras de su escuela, la Juan XXIII, donde realiza sus primeras letras. Pero es en Caramanta donde, con un cachaco y una corbata de su padre, empieza a disfrazarse de payaso de circo y por supuesto su labor filantrópica. “Mi primer personaje que realicé fue el de un payaso de circo. Su nombre: corazoncito. Cuando estudiaba mi primaria en la Escuela Anexa Francisco Montoya Kennedy de Caramanta (Antioquia), me disfrazaba de este personaje circense y montaba varias obras de corte humorístico, conjuntamente con otros compañeros. Se hacía la respectiva boletería con un precio módico para que pudieran asistir los alumnos de las otras instituciones educativas e igualmente las diferentes personas del pueblo. El recaudo de las funciones lo destinábamos para comprar mercados y víveres para la gente más pobre. Desde allí nació mi vocación de periodista y de comunicador. Comprendí, como ahora lo hago, que mi razón de ser era servir a la gente, sobre todo aquella que tiene algo que perder frente a los factores o instancias de poder”, evoca Roosevelt.

El árbitro en acción: Y el pito suena y sueña
De otro lado, una de esas acciones en beneficio del balompié es el arbitraje. Sí, cuando Roosevelt salía los fines de semana a pitar los partidos de fútbol que le programaban, en su maletín azul cargaba no solamente los implementos propios del árbitro: tarjetas, cronómetros, pitos, pantalonetas, medias negras con visos blancos, guayos o camisetas de diferentes colores y tonalidades, sino que guardaba, celosamente, una gran cantidad de laminitas con la imagen del Divino Niño, con el único pretexto de entregárselas a los niños antes de empezar los partidos. Ahora las cambió por una tarjeta verde, completando la triada cromática del inglés Ken Aston, inventor de las tarjetas en el fútbol, quien vió en el semáforo un código universal que entendían todos los idiomas y culturas. 

Mientras calzaba sus guayos, ponía su camiseta amarillo mostaza con rayas negras y de la cual pende unos moños de diferentes colores, colocaba su escarapela de árbitro, preparaba sus tarjetas tanto roja como amarilla y las verdes, arreglaba un poco su incipiente cabello y mojaba con un poco de agua su tez morena de la que sobresalen dos lunares en su pómulo izquierdo, iba comentando por qué lo hacía: “lo llamé arbitraje didáctico – dice con voz pausada y continúa- Lo de la laminita es un pretexto para acercarme a ellos con un mensaje de amor, paz, respeto y especialmente de tolerancia “.

Es que detrás de las tarjetas que repartía Roosevelt hay un mensaje: “ Yo amo, respeto y tolero a mi adversario” y con ellas quería inculcar un poco de amor en las canchas en donde le tocaba ejercer éste duro y desagradecido oficio y cuando hablaba de pretexto indica: “Algunos de los niños de los torneos de las categorías tercera, cuarta o escolar son Testigos de Jehová o son Evangélicos o son Judíos y no creen en el cuento de la laminita, pero yo les digo que lean y reflexionen acerca del mensaje y que lo que quieran hacer con ella no me interesa. Además les digo que lo más importante es que imiten lo bueno de los grandes jugadores de fútbol; que no hace falta llenarse de soberbia, vanidad o engreimiento; que hay que respetar a los demás y siempre, siempre, trabajar en equipo y con mucho amor “, les indicaba a los niños el árbitro Castro.
Ha ingresado la cancha Auxiliar No. 3, en la Unidad Deportiva Andrés Escobar Saldarriaga (Más conocida cono Unidad Deportiva de Belén). Saluda a algunos de los padres de familia que van ha ver el partido de sus hijos. Hace lo mismo con los técnicos de los equipos y los auxiliares. Llama a los equipos. Recoge los carnés y parece como si los canjeara por las tarjetas verdes, pues mientras los infantes entregan sus identificaciones como jugadores recibían las tarjetas con un saludo personalizado y una advertencia: “ Bienvenido, quiero que lea y reflexione acerca del mensaje que hay detrás de tarjeta, creo que puede ser importante para su vida”. El ritual no dura más de 8 minutos.
Después de recibir los carnés y guardarlos en su pantaloneta negra, hace una última advertencia, esta vez a los capitanes de los equipos: “Recuerden que esto es un juego y no es necesario la violencia”. Hace el sorteo del equipo que escogerá la mitad del terreno de juego y del que habla la norma número 8. Se persigna. Y da inicio al partido, esta vez entre dos equipos de la categoría cuarta. Han transcurrido los dos tiempos reglamentarios de 35 minutos cada uno y el partido de fútbol llega a su fin, entre aplausos e insultos y gritos destemplados de algunos hinchas, en su mayoría padres de familia y hermanos o familiares de algunos de los pequeños futbolistas. Además, el sudor y una última bendición del árbitro del partido.

Mientras los tímidos rayos de sol salen a saludar el medio día de un domingo de agosto, varios de los niños e hinchas abandonan la cancha Auxiliar No. 3 . Algunos alegres por haber ganado el partido, otros cabizbajos y tristes por haberlo perdido.

Es que ese interés de Roosevelt por combinar la pedagogía con el fútbol nació hace más de 17 años cuando participó como director técnico de unos equipos de futbolito, en los torneos que organizaba la parroquia Nuestra Señora de Lourdes del barrio Florida Nueva-Estadio, en la ciudad de Medellín. Él observó cómo antes de los partidos se les impartían una catequesis a los participantes de los torneos y quien no asistiera a ellas no podía jugar. Le gustó tanto que quiso compartirla, bajo sus propios parámetros, con los equipos infantiles de la Fedefútbol y desde 1997, cuando pidió reingreso como árbitro, lo vino haciendo hasta el año antepasado. Fueron más de 5 años donde llevó su mensaje de amor, respeto, tolerancia y no violencia en las diferentes canchas de balompié del departamento de Antioquia, bajo la tutela del ExFIFA antioqueño Juan Manuel Gómez Botero.
Otro mensaje de paz
De su camiseta de árbitro penden tres moños de diferentes colores: uno negro, otro verde y otro con el tricolor colombiano. ¿Qué significan? : “el negro significa el luto por mucha gente que ha muerto de manera intolerante en nuestro país; el verde representa la paz, que si no la encontramos en nuestros corazones y la damos no podrá salir y surgir nunca para nuestro bien y el moño tricolor es Colombia que se mueve entre los otros dos”, enfatiza Roosevelt Castro.

El técnico: “Nací predestinado”

Es que ese discurso de carácter espiritual está muy bien cimentado en lecturas de Deepak Chopra, Antony de Mello o la Biblia, en especial el Nuevo Testamento y la vida de Jesús de Nazaret. De hecho en su biblioteca hay una serie de libros de varios de los escritores mencionados o de otros como Conny Méndez y, además, de diferentes temáticas, entre las que no podían faltar las inherentes al fútbol.

Los prados o zonas verdes de la Unidad Deportiva Atanasio Girardot, se convirtieron en cómplices de su inmenso amor por el balompié. Cuando su padre, un jubilado de la Federación Nacional de Cafeteros, recaló, con su mujer y toda su familia compuesta por ocho hijos hace más de un cuarto de siglo, a una casa de habitación que había adquirido en el sector de Florida nueva – Estadio, vieron evolucionar y dar lo mejor de sí, en beneficio del fútbol antioqueño, a Roosevelt.

“Nací predestinado” es lo que siempre afirma al referirse a sus inicios en el fútbol y en el periodismo. Y no es para menos: ha sido jugador, técnico, y realizador, detrás de bambalinas, de muchos programas deportivos radiales. Como director técnico ha ayudado en el crecimiento personal y deportivo de muchos niños y jóvenes de su barrio. Dirigió y asesoró con acierto los equipos de Medellicinto, la Universidad Pontificia Bolivariana, Farmacia Rivoli, Boca Junior, Chiquilines, y los representativos de su sector en los juegos metropolitanos. Además, entregó sus vastos conocimientos en el balompié al club Cosmos en los torneos del Club Juvenil Lourdes.

El periodista

Paralelo a su pasión por el balompié crecía en él otra: el periodismo. Fundó el periódico El Ideal Juvenil, en su colegio; asesoró otra publicación Goles y Comentarios, más adelante produjo la revista “Sólo... Fútbol Aficionado”; y colaboró con las notas del fútbol aficionado en un semanario llamado Tribuna del Hincha y con los programas radiales Tribuna Roja; Gente, deporte y punto; Deporte – Deporte; Hora 13 del deporte; Pantalla Deportiva; Sábados de Fútbol Aficionado”; “Los líderes del deporte” y “Qué viva el fútbol” , en diferentes frecuencias del dial “paisa”.
Ha adelantado varios proyectos en diferentes medios como la radio, la televisión, la prensa o la misma Internet, entre los que se cuentan: “ La Gran Ciudad” (Conjuntamente con Carlos Alberto Bermúdez, es un programa radial que pretende construir ciudad con un periodismo serio y reflexivo)“ Goles, sólo goles” ( Un espacio que pretende ser pionero de radio deportiva en la Internet en Colombia), “El pitazo final” ( un proyecto fílmico que quiere mostrar el submundo del fútbol en Medellín), “Fútbol Aficionado”(Una publicación deportiva, especializada en balompié aficionado), “El sueño de los pibes” ( Propuesta radial que busca rescatar las ilusiones de muchos niños y adolescentes para convertirse en futbolistas profesionales.), “Qué viva el fútbol” (Conjuntamente con Carlos Alberto Bermúdez, es un espacio radial y televisivo que pretende mirar el fenómeno del fútbol desde la interdisciplina haciendo un periodismo más humano con crónicas, perfiles y humor).

Fue co- fundador de la única propuesta radial que fusionó humor y deporte en Medellín llamada El Despelote Deportivo y donde encarnaba un personaje muy ético llamado Agapito Silva. Su lema: “sacarle tarjeta roja a la violencia y darle la norma de la ventaja al amor “. También integró, hace siete años, la Unidad Investigativa de Wbeimar lo Dice.

Además, “La fuerza deportiva”( Proyecto radial que sirve como generador de información deportiva desde el lugar de los hechos. Además, se le anexa el “toque humano” a través de los perfiles de los deportistas)“El Fortín Rojo” (Propuesta radial que quiere difundir y mostrar la parte humana de los gestores del campeonato del llamado “Equipo del pueblo”: el Deportivo Independiente Medellín) “Tarjeta Roja a la violencia”y ” El Preliminar” (Proyectos de campaña publicitaria y radial tendientes sensibilizar a los amantes del fútbol para bajar los niveles de agresividad y violencia en el Atanasio Girardot y en las canchas de balompié aficionado antioqueño).

Sus últimas “locuras” las ha realizado por Cable Unión de Occidente y sus canales 2 (CNC) y 8 (Expresiones de Antioquia). La primera se llamó “La pelotera Deportiva”: una combinación de humor y deporte. “Historias a la redonda” es la segunda propuesta en donde se conjugan varios géneros periodísticos poco trabajados como la crónica, el reportaje, el perfil y los documentales.

Con corresponsales ficticios en toda el área metropolitana, en Colombia y el mundo los integrantes de esta “Pelotera” televisiva intentaban, y de hecho lo hicieron, sacarle una sonrisa a la vida. Nerdstor Retonto (Eh,... perdón, Redondo), Galletita de té, Casimiro Vergara, Las Neas, Gaguileo Lenguas, Cindy Varicela, Alam Brito, Tina Silva, Farmanuel , “El che Modesto” , Lastenia Rojas, Luis Limón, Linda Porras, el padre Mebolas o Agapito Silva fueron algunos de los personajes que realizaban las diferentes corresponsalías dominicales, para esta “pelotera deportiva”. Así mismo, las imitaciones de los diferentes personajes del deporte como Faus-tiro Asprilla, Cargamanto Pelea, entre otros fueron realizados por Fredy Cuartas y, de igual manera, a nuestro Juan Gabriel o nuestro Rafael Marthos fueron imitados por Daniel Botero, todos los domingos a las 7 y media de la Noche.

Roosevelt Castro fue el director, productor y presentador, conjuntamente con Nayive Henao Zuleta, de esta propuesta humorística y periodística “ y hasta vendedor de papitas, chitos o chicles “, como socarronamente lo dice. Allí hacia un personaje muy ético que se llamaba Agapito Silva, el árbitro de fútbol que le importaba un pito criticar, y quien realizaba una entrevista insolente e irreverente con los personajes del deporte y al final los invitaba a “Sacarle la tarjeta roja a la violencia y darle la norma de la ventaja al amor”, como era su frase de batalla, la que había rescatado del mismo personaje que hacía en “El despelote Deportivo”.
"Historias a la redonda”, su segunda propuesta televisiva a través del cable, es un anhelo que tenía desde hace muchos años: realizar un proyecto periodístico que trabajara géneros poco realizados, por la misma inmediatez de los hechos, apostándole más a un periodismo investigativo y de fondo. La crónica, el reportaje, el perfil y los documentales son los géneros periodísticos que disfrutan los televidentes de Cable Unión de Occidente, por el canal 8 (Expresiones de Antioquia), para mostrar esas pequeñas y grandes historias que giran en torno a un balón de fútbol.
Simultáneamente a sus labores periodísticas se capacitaba. Hay colgados en su cuarto de habitación una gran de certificados de asistencia como participante a seminarios, cursos, diplomados y charlas acerca de la actividad deportiva.

Históricos reconocimientos
Y los reconocimientos no se hicieron esperar. No es gratuito para Roosevelt Castro Bohórquez, la nominación a los premios "EMISIÓN 2006" de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia y el "Premio Excelencia Periodística CIPA-2006", en la categoria "Mejor Trabajo en Televisión", para ambos premios.


Tampoco es gratuito, la mención de honor y el segundo lugar del “Premio Shofar, Es Tiempo de Paz” para el “Comunicador de la Paz”. Otorgada por la Corporación Para la Formación Integral y el Liderazgo (CORFOLIDER), una fundación cristiana que pretende ir al rescate de los valores humanos y que cada año estimula a las personas que permiten la construcción de un país mejor. CORFOLIDER premió a Castro Bohórquez por su invaluable labor en la pacificación del departamento Antioquia, en este caso en la actividad deportiva, en especial la del fútbol, por si incesante preocupación de la violencia en el Atanasio Girardot y la aparición de ese fenómeno de las “Barras Bravas” en nuestra ciudad.

La ceremonia de premiación realizada en el Teatro Metropolitano de Medellín a fines del mes de octubre de 2004 y ante la presencia de más de 300 espectadores, permitió al jurado calificador reconocer a Sonia Vásquez con el primer puesto y a Roosevelt en la segunda posición, por encima de gente muy avezada en todo lo inherente a los procesos comunicativos como el periodista de TeleMedellín Luís Alirio Calle; el ex decano de la facultad de Comunicaciones de la Universidad Pontificia Bolivariana y ex secretario de Cultura Ciudadana, Jorge Alberto Velásquez; al también decano de ese mismo centro universitario y columnista Luís Guillermo “memo” Ángel, entre otros.
Además, no le es gratuito, y muy a su pesar; el reconocimiento y nominación al premio “Excelencia Periodística CIPA-2004” en la categoría “A una Vida”, pues son muchos los años dedicados al periodismo, en especial al deportivo. Y cuando decimos que muy a su pesar nos referimos a que cuando recibió la nominación lo primero que dijo entre risas y bromas: “Parece que ya me empezaron a jubilar, sin ni siquiera empezar a ejercer mis locuras”.

Sí que menos lo es “La Orden Cívica COLIMA”, otorgada por la Corporación de Lideres de Medellín y Antioquia (COLIMA), una entidad deportiva, Cultural y ecológica, sin animo de lucro, fundada hace más de 25 años con el fin de ir al rescate de los valores humanos, el plan del “Buen Vecino” y, además, de la sana recreación a través del torneo de fútbol sub-15 de más tradición en Antioquia, por más de 20 años. COLIMA ha reconocido a Castro Bohórquez y su grupo de colaboradores con la mencionada “Orden Cívica”, en las “Categorías Socio Honorario Iniciado, Caballero y Gladiador”,en los años 2003, 2004, y 2006 respectivamente, por su tarea en la promoción y sensibilización de los aficionados al fútbol a través de proyectos radiales como “El Preliminar..por humor al deporte ” o de televisión por cable llamados “La Pelotera Deportiva” e “ Historias a la Redonda”. Además, “porque con su creativo y audaz periodismo se ha comprometido con los valores de la civilidad y el colombianismo”, como lo han expresado a la resolución número 24, emanada por la entidad en mención.
Igualmente, no sigue siendo gratuito “El pito de oro” otorgado a Roosevelt, por el ex árbitro veterano Rubén Darío Gómez y su microempresa “La Bolsa del Reloj”, por su arbitraje didáctico y de fortalecimiento en valores a los niños futbolistas antioqueños, que realizó por más de 5 años en la Liga Antioqueña de Balompié .

Así mismo, lo es la “Moción de Reconocimiento y felicitación“otorgada, en el año 2002, por la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia por su labor cívica en el campo del periodismo deportivo en la promoción del “juego limpio” en el fútbol profesional y aficionado de nuestro departamento, a través de diferentes espacios en el dial “paisa”. En el 2001 se llevó el “Estimulo Talento Estudiantil” entregado por la misma Facultad del Alma Mater.

Piensa crear una Fundación para ayudar económica y psicológicamente a muchos “Olvidados del deporte” como directores técnicos, jugadores, periodistas y muchos más de los que ha llamado, con cierto tino, como “Héroes anónimos” , esos que se desgastan psíquica, anímica y económicamente por el deporte aficionado y no tienen un reconocimiento a su importante labor, después de darlo todo con mucho amor y de una manera desinteresada. "Sería un aporte económico a mucha población vulnerable, que no tiene para un mínimo vital y se sustentaría o mejor dicho se mantendría en funcionamiento con la donación del 1% de los salarios o premios de los jugadores del fútbol en el mundo", argumenta Castro Bohórquez.
“El periodismo no es un circo para exhibirse, si no un instrumento para pensar, para crear, para ayudar al hombre en su eterno combate por una vida más digna y menos injusta”. Esta frase extractada del escritor y periodista argentino Tomás Eloy Martínez, para sus tarjetas de grados como comunicador social y periodista que le otorgó, en el 2003, la Universidad de Antioquia, lo retratan como un hombre sensible y comprometido con su profesión.
Es por todo eso y por último que cree firmemente en que la razón de ser de su profesión estriba en el beneficio a los demás. “Yo pienso que lo más importante del periodismo es ayudar a que la gente sea mejor. Cambiar los lenguajes de agresividad, violencia y estrés que se mueven en la actividad deportiva por otros como el amor, la convivencia, la tolerancia y el respeto. Además, el deporte libera el espíritu y así hay que disfrutarlo, por ello no es necesaria la violencia”, concluyó Castro.