Por:
Carlos Mario Castillo *
PREDESTINADO
El nacimiento de Roosevelt Castro se dio en Villarrica,
Tolima, un 16 de abril del siglo pasado (no le gusta revelar su edad y reconoce
que sólo conoce su pueblo natal por televisión) pero la historia de su nombre
ya se había gestado varios años atrás de la fecha de su nacimiento. Por azar
del destino o quizá por decisión del destino azaroso -cualquiera de la dos qué
más da- se ensañó con él para dejarle una misión. Con su dote de historiador
cuenta cómo en uno de esos días de septiembre de 1932 su abuelo pegado en la
radio, como de costumbre, escuchó que el presidente de los Estados Unidos de
esa época Franklin Delano Roosevelt, había desembarcado en la Isla Margarita
para dirimir entre el conflicto entre Colombia y Perú, donde este último
reclamaba el trapecio amazónico de Colombia. La guerra que no se prolongó
demasiado fue a causa de ese benefactor venido de las tierras del norte y con un
ancestral ‘destino manifiesto’ acuestas el cuál según criterio del señor
Castro, abuelo de Roosevelt, merecía un homenaje, pues nada más y nada menos,
aquel hombre ayudó a evitar la guerra y que Colombia se “quedará” con el
territorio, que a la postre regalaríamos una parte. Aquello que parecía un
nombre sonoro porque los locutores de la época solo decían… el presidente Roosevelt
esto, el presidente Roosevelt lo otro, merecía dejar una huella indeleble en la
familia Castro y así llamó a su hijo. Lo que Roosevelt, el nieto, no entiende
es por qué si tiene un hermano varón mayor que él, ese nombre tan exótico,
hasta muy difícil de decir y escribir; su padre, por creatividad de su abuelo,
le dejaba esa huella histórica e indeleble en su ser. Entre risas cree que por
venganza.
Pero Roosevelt, ya no se mortifica por eso, es más, lo
toma con humor como parece tomarse la vida desde hace mucho tiempo pues su
familia siempre ha hecho humor y esa vena artística recorres sus venas. Aunque
Roosevelt asegura que su papá era un excelente contador de chistes…malos, su
hermano es humorista profesional y la mayoría de su familia -según él- son mamagallistas,
pero con respeto sigue con su parodia
política. “Pero mira qué curiosidad, yo tengo el nombre de un ex presidente de
los EE. UU, pero el apellido del más grande contradictor de ese país. Ahora no
sé si los cubanos me quieran por llamarme así o los gringos por apellidarme
Castro” termina con un gesto de incertidumbre en el rostro y remata con una
sonrisa pícara, calculada y ensayada pero que inevitablemente hace reír a todo
el que lo escucha por primera vez. Roosevelt sigue hablando, burlándose de sí (quizá
acordándose de sus épocas cuando hacía reír a tantas personas en el municipio
de Caramanta, Antioquia, con su personaje payasito corazón en su incipiente adolescencia,
cuando estaba en primaria en la Escuela Anexa Francisco
Montoya Kennedy utilizando
un cachaco de su padre. Mediante maromas y chistes hacía reír a su público para así recolectar fondos y comprar víveres
y abarrotes para ayudar a personas que perdían sus enseres por tragedias
naturales en ese municipio donde habitó gran parte de su niñez y remata con
fechas y personajes históricos que tuvieron
nombres candidatos a remplazar a
Roosevelt “Imagínate que en ese mismo año Hitler era el líder Nazi en Alemania,
Patrick Osullivan crea la caricatura Félix el gato, entonces imagínese como me
llamaría yo ahora Hitler Castro o Félix ‘el Gato’ Castro” Hace un ademán con su mano derecha y muestra
de nuevo una grata sonrisa como sabiendo que ese apunte nunca falla. Y sí nunca
falla.
LA
EFEMÉRIDES
Hoy es miércoles su “día de descanso” de su trabajo como
periodista en el periódico, El Mundo de Medellín, después de una larga y
agotadora semana. Despierto desde las cinco de la mañana como su reloj biológico
se lo indica. Roosevelt está sentado en uno de los sillones rojos distribuidos uniformemente por los ángulos rectos
de las paredes en toda la sala, cumpliendo con su compromiso de ayudarme, como
lo haría con cualquier persona a pesar de sus obligaciones. Entre sus piernas
se posa “Estrellita” su mascota -la consentida de la casa después de su madre-
una perrita chihuahua de color negro y café. En la pared de color blanco hay
colgados cuadros por doquier hechos por su progenitora (la cual tiene la vena
artística de pintar y de la cual Roosevelt no heredó) uno de ellos, la cara de
Jesús con la corona de espinas. En la repisa de la sala hay varias fotos del
álbum familiar puesta en portarretratos donde aparecen sólo sus hermanas y su
madre a lo que Roosevelt denomina “el matriarcado de las mujeres”.
En su cuarto cuelga en la cabeza de la mesa un crucifijo de 50 cm en madera colgándole una medalla de “oro” que cosechó como técnico de fútbol infantil. Arriba del armario hay 3 trofeos en orden ascendente en tamaño de sus logros deportivos como entrenador de equipos juveniles. En una de las esquinas contiguas a la ventana y a su armario reposa un televisor de doce pulgadas a color donde mira los videos y reportajes que le ha hecho a varios jugadores y técnicos de fútbol en Colombia y le han hecho sobre su vida como el árbitro de fútbol. Al lado derecho del crucifijo se encuentra el más reciente premio CIPA (Círculos de Periodistas de Antioquia) sobre un perfil hecho a Víctor Hugo Aristizábal, ex jugador de Nacional y la Selección Colombia. Al lado izquierdo se visualiza el diploma del diplomado (valga la redundancia) que realizó en la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB sede Medellín) en comunicación deportiva hace algunos años. Contiguo a su cama hay una repisa llena de cantidad de libros sobre historia universal y archivos de periódicos del periódico El Mundo. Sagradamente manda a empastar las ediciones de los periódicos meticulosamente cada mes, teniendo un gran archivo del deporte como buen historiador que es.
Al lado de la puerta principal hay una caricatura que le
pintaron este año donde sale con unos guayos grandes, una cabeza inmensa y un
cuerpecito desproporcional con su uniforme de árbitro, pito en boca, tarjeta
roja en mano y una paloma de la paz. Quién hizo esa escultura al parecer quiso
resumir mil palabras en una imagen como muchos lo han catalogado “el árbitro de
los valores”. Este es solo una de las caricaturas de las que tiene exhibidas en
las paredes de su casa. En su mesa de estudio, muy organizado y todo bien
puesto en su lugar como si todo lo que hay en las repisas fuera piezas de museo
para exponer, hay un letrero hecho de plástico el cual reza con la frase “juego
limpio” y otro muñeco de plástico con su imagen hecho como homenaje a su labor
en el arbitraje didáctico.
Hoy es 26 de octubre, en los anaqueles de la historia del
fútbol hace 148 años se creó el fútbol moderno en Inglaterra. Escribiendo estás palabras entiendo porque
éste señor de 1.55 centímetros, lunar en su mejilla y en su dedo del medio de
la mano izquierda, con ropa clásica bien
planchada, zapatos relucientes de cuero negro, beeper en un costado de su
pantalón y su carnet de periodista al otro costado, gafas medicadas para leer
en su mano izquierda, que acaricia a su mascota con la mano derecha y que me
mira fijamente a los ojos decía que “en esta casa las 24 horas del día se
respira fútbol”. Parece que el está predestinado.
LOS
MEJORES PERFUMEN VIENEN EN EMPAQUE PEQUEÑOS.
Desde pequeño Roosevelt sentía que su deber ser en este mundo o por lo menos en esta vida es la de ayudar a los otros y con su discurso de valores inculcados por sus padres dice a manera de consejo “los periodistas antes que hombres de fama son sujetos humanos” e indica que por esa razón trata de hacerse más cercanos a las personas. Quizá esa sea la explicación por la que varios de sus amigas y amigos lo describen como un hombre detallista y sensible con las demás personas o al menos así lo recuerda Verónica Vélez amiga de Roosevelt que con una sonrisa en el rostro y sus manos puesta en su bolso dice haberlo conocido como voluntario de los Juegos Suramericanos realizados en Medellín en 2010. “El estaba haciendo el cubriendo periodístico de la modalidad de tenis de mesa y se enteró que una de las jugadoras de la delegación de Argentina estaba cumpliendo años, entonces le compró una torta y le celebró, junto con sus amigas deportistas de esa delegación y otros voluntarios, el cumpleaños” termina Verónica mirando la pantalla de su dispositivo móvil.
Otros como su vecino y amigo por más de 30 años, Jhon Heriberto Gaviria, más conocido como “Beto”, lo describe como todo un caballero y muy respetuoso, no sólo como amigo también como vecino, periodista y como árbitro. “Nunca lo he visto pelear, ni lanzar un ‘hijueputazo’. Roosevelt es una persona tímida pero muy entregada a las personas, quizá por eso muchas personas le han quedado mal, hasta le han robado muchas ideas, a pesar de eso si le pides un favor y está en sus posibilidades de seguro que lo hace, aunque no se le niega que cuando coge confianza es un humorista total” termina “Beto” mientras carga a su hijo de 4 años.
Suena el teléfono y Roosevelt se para de su sillón rojo,
deja que “Estrellita” salga corriendo, contesta la llamada y dice que lo
contacten más tarde, cuelga y se va a su cuarto en búsqueda de una de esas
historias que lo han marcado y por la que dice “por ahora el periodismo es su
principal proyecto de vida”. Un minuto después de haberse ido llega con varios
periódicos en la mano y con esa voz delgada e incomprensible vocalización
empieza a leerme la historia que me había descrito a grandes rasgos hace unos
momentos, como si su simple relato no fuera suficiente y la necesidad de que palpara
físicamente fuese una imperiosa necesidad. Después me cuenta el desenlace de lo
que desencadenó el escrito de su crónica que es más o menos así:
Después de escribir la crónica sobre tres niños con deficiencia cognitiva que estaban participando en el Clásico Especial de Ciclismo del periódico El Mundo y los cuales pertenecían a la fundación Arcadia, en el Poblado, recibió buenas críticas en el periódico. Uno de los papás de una de las niñas llamada Carolina Muñoz lo llamó al día siguiente para darles las gracias por la historia que escribió. Lo que más le impactó a Roosevelt es que esa niña le regaló un dibujo de un perro siberiano hecho por ella misma.
Me pide que lo siga y me muestra a modo de trofeo el dibujo enmarcado de la niña y clavado en uno de los cuartos. Inevitablemente e inesperadamente Roosevelt se toma el pecho y las retinas de los ojos se torna de blancas a rojizas y su voz se corta más de lo normal, dejando ver la magnitud del impacto de la historia de aquella niña que le tocaba el corazón.
Ya un poco más calmado sigue buscando entre los periódicos que antes había traído y me muestra uno de los artículos que escribió acerca de unas deportistas de escasos recursos de la liga de baloncesto, él le escribió un artículo, y gracias a éste lograron que empresas privadas de Medellín les patrocinaran el viaje. Días después recibe la llamada de la directora técnica y de las niñas de equipo y textualmente le dijeron, recuerda Roosevelt como la marca del ganado, pero en su mente “Gracias Roosevelt, quedamos campeonas”. Por eso dice que desde que se graduó de la facultad de Comunicación Social como periodista de la Universidad de Antioquia, se dedica hacer un periodismo con tres características fundamentales: para la vida, la reconciliación y el amor.
Quizá por eso su carrera como periodista ha sido tan exitosas, dos premios CIPA (2006 y 2011) y la conducción y realización de varios programas- más de 20- entre radiales, algunos de corte humorístico como ‘El despelote del fútbol’ donde hacía de un árbitro de fútbol y le sacaba tarjeta roja a la violencia, allí interpretaba el personaje de Agapito Silva “El periodismo deportivo se puede hacer con humor. El humor genera proxemia con el otro, incluso es bueno para el estómago pues te cagas de la risa” dice de manera jocosa Roosevelt.
También ha incursionado en la televisión con el programa ‘Historias a la Redonda’, que duró siete años al aire y que ahora se pasa por internet. Uno de las historias más recordad es dicho programa fue la realizada a Guillermo Hinestroza Isaza, fundador del Pony fútbol en Colombia y de Atlético Nacional, sobre su estado de miseria y abandono en el que se encontraba, haciendo un llamado para que sus televidentes se unieran a la causa que él mismo emprendió de ayudarlo a tan gran personaje del fútbol en Colombia.
El
ÁRBITRO DE LOS VALORES
Del niño de primaria que lo buscaban las profesoras para que declamara poesías que el mismo componía o cantará las canciones de Leonardo Fabio y “Palito” Ortega ya no queda nada, o bueno, sólo queda el viejo recuerdo de que varias veces le cantaba a la hija de una de las profesoras, que lo buscaban y éste le cantaba con emoción, con el corazón, a lo que fue su amor platónico de pequeño. Mucho o poco ha pasado de esa vieja época de compositor de hermosos versos a tener un pensamiento más de la época del Facebook y el reggaetón. Roosevelt varios años después es de los que piensa que Álvaro Uribe se puede definir en una palabra como ‘Berraco’, Maradona de impredecible, Leonel Álvarez como “listo papito si es ya, es ya”, la brillante carrera del Pibe como “todo bien, todo bien” y al ex árbitro FIFA Oscar Julián Ruiz como ‘el caballero del arbitraje’. Pero sin duda con la persona que se identifica es con Barack Obama, que según Roosevelt a igual que él rompió el paradigma y se convirtió contra todos los pronósticos en el primer presidente de color negro de Estado Unidos, y él como ‘el árbitro de los valores’.
Con memoria de historiador Roosevelt, sentado en su sillón rojo y cambiándose de manos las gafas medicadas para leer, dice que su historia como árbitro se remonta al año 1981 cuando en la Liga Antioquena de fútbol se gradúa de tan ingrata profesión. Dice que a partir de allí le tocó blindar a su mamá para que todos los “madrazos” que le dijeran en nombre de su madre le rebotaran e incluso jocosamente dice que para las partidos llegó a estampar en la espalda de una de sus camisas de árbitro la frase “la tuya” pero según él como herramienta pedagógica para cambiar el lenguaje bélico y destructivo que se vive en los estadios y que incluso indica como recitando de memoria un discurso su tesis central: El lenguaje como generador de violencia en el fútbol “cuando se dice el bombardero, el misil, el matador” dice el periodista-historiador de la UdeA, se emplea lenguaje violento en el fútbol. Por lo que en 1996 emprende el proyecto arbitral “sacarle tarjeta roja a la violencia y darle la norma de la ventaja al amor” y que le significó la mención de honor y el segundo lugar al premio “Shofar, tiempos de paz” premio otorgado por la corporación Corfolider una fundación cristiana que pretende ir al rescate de los valores humanos y que cada año estimula a las personas que permiten la construcción de un país mejor.
https://www.youtube.com/watch?v=00hpUNOJdcY
Mientras en el año 1932 Delano
Roosevelt dirimía entre el conflicto entre Colombia y Perú y su abuelo le
escogía su nombre muchas décadas después- su tocayo pero de apellido- Castro,
dirimía conflictos en el campo de juego dejando como legado los valores de unas
mejores personas.
Ya en el campo de juego al
comenzar su proyecto, Roosevelt entregaba una laminita con la imagen de niño
Jesús y atrás estaba una oración que hacía referencia a la tolerancia y a la
paz al terminar cada partido, así recuerda “Beto” su vecino, que alcanzó a
tener varias laminitas de esas cuando Roosevelt le pitaba partidos por el
barrio pero comenta que él veía que a veces tenía problemas porque cuando él
iba a pitar algunos partidos habían muchachos de otras religiones que no le
querían recibir las laminitas por las imágenes religiosas contrarias a sus
creencias. Éste, deja a su hijo de 4 años en el suelo, y saca de un cuaderno
viejo y desojado una laminitas verdes con la misma oración pero con la frase
“yo tolero y respeto a mi adversario” pero ahora completamente verde.
Roosevelt a manera de anécdota en la comodidad de su casa
dice que ha tenido una formación
católica y acepta que va a misa pero que no se considera un fanático religioso
porque los fanatismos generan intolerancia. Mientras frota el lunar de su mano
izquierda en el dedo del medio me nombra como si me estuviera aleccionando en
una clase de historias diferentes guerras que se han dado en la historia por
este motivo: Las cruzadas, conflicto ente Israel y palestina, y varios otros. Por
esta razón decidió cambiar el medio pero no el mensaje y con el color verde que
significa “siga jugando por el camino de la vida, la reconciliación y la amor”.
Este es el argumento por el que defiende que se parece a Barack Obama y a todas
las personas que rompen el paradigma. Él mediante su arbitraje trata de dejar
un mensaje, dejando valores en cada uno de los jóvenes a los que les regala la
tarjeta verde, la tarjeta del ‘juego limpio’.
Uno de sus amigos de mil
batallas el periodista Jarvi Escobar dice que Roosevelt es una gran persona no
solo como trabajador sino como amigo, pero entre una sonrisa tímida que
trasforma su rostro dice que el éxito de él es que tiene una cualidad-defecto
muy notable ¿Quieren saber cuál es? Bueno se los voy a contar, y es el perfeccionismo. Esto, dice Jarvi, ha
llevado a que el haya hecho tantas cosas
en el periodismo, además porque sabe
aprovechar las oportunidades que le da la vida. Mientras se soba la mano
derecha con los dedos de la mano izquierda y mirando ese repetido movimiento
relata “recuerdo un día que iba a narrar un partido en el parque estadio de Envigado para
Teleantioquia y el comentarista no había llegado. Roosevelt al ver la situación
se prestó enseguida a reemplazarlo y sacamos la transmisión adelante”.
Su amigo “Beto” reforzando
la primera idea indica que Roosevelt es metódico en las cosas, porque siempre
quiere que las cosas se hagan bien y evocando las veces que siendo árbitro y se
armaban los picaditos en el barrio en campeonaticos que pitaba- cuando no
lograba armar equipos para dirigirlos- “hacia repetir una y otra vez los saques
de bandas, los tiros de equinas y de metas en pleno partido para que
aprendiéramos hacerlo bien” remata “Beto”. Todo un sui generis del fútbol y el arbitraje por supuesto.
HISTORIAS A LA REDONDA
Roosevelt Castro hace
más de 30 años que vive en la misma casa en Florida-Estadio a dos cuadras del
“Atanasio Girardot”. Viviendo en la periferia, al pie donde se han gestado unos los mayores logros
para el balompié nacional como: la consagración de Atlético Nacional en la copa
libertadores de 1989 de la mano de Maturana. Roosevelt ha vivido de cerca lo
que él considera su segundo hogar, y
donde se práctica el ‘deporte rey’. Roosevelt a pesar de traspirar futbol las
24 horas, ni en su cuarto, ni en la sala, ni en la cocina hay algún rastro del
equipo que eligió para sufrir y celebrar sus triunfos. Tampoco una manilla o
distintivo ¿Algo curioso no? lo que hizo que su amigo y vecino “Beto” pensase
que Roosevelt era hincha de Atlético nacional hasta hace uno meses que se
enteró que éste pertenecía a la escuadra rival la del ‘rojo’ y manoteando en el aire y corriendo la
silla para acomodarse mejor con tono aún de asombro dice “Mira qué curioso yo
pensé que Roosevelt era hincha de Nacional porque la mayoría de perfiles que ha hecho son a ex
jugadores de Nacional-y los nombra haciendo memoria de sus ídolos- Higuita,
Asprilla, Valderrama, ‘Aristi’. Es más, hace poquito se ganó un premio
haciéndole una historia sobre Aristizábal, cuando me enteré que era del ‘Medallo’
le dije deja de ser bobo Roosevelt como así que del ‘rojo’” sonríe “Beto”
acordándose de aquella situación.
Este periodista
tolimense nacionalizado antioqueno desea que su vida siga teniendo una historia
a la redonda. Quiere que el periodismo y el fútbol sigan marcando los
derroteros de su vida y lo único que aspira en algún fututo con una mirada
segura en su rostro pero voz pausada es “ser una mejor persona”.
…………..
*Estudiante de la Universidad Católica Luis Amigó. El perfil fue realizado en octubre de 2011, para el curso de Géneros Periodísticas, que orientaba el profesor Guillermo Zuluaga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario