Display Perruno 1. “Yo junto a mi ama Johanis Pabón
(Izquierda). Mi amo Dayro recibiendo la
tarjeta verde del juego limpio (Centro) y yo acostado en un escritorio mientras
veo fundirse en un abrazo a mi amo con León Mazo, el propietario de los
Restaurantes Yo Amo a Bazurto, en Cartagena, en donde devoro sus suculentas
viandas”. Fotos cortesía Andrea Pérez-oficina de comunicaciones Internacional
Cup.
Por:
Roosevelt Castro B.- Director HISTORIAS A LA REDONDA
Mi
nombre es Skinny. Soy un French Poodle. Nací el 16 de marzo de 2020, en una
camada de peludos consentidos en Santa Marta. No sabía que la vida me llevaría,
apenas cinco semanas después, en una cajita diminuta y de la mano de Dayro
Junior, a la casa de los Pérez Pabón. Recuerdo que mi ama Yohanis, al verme,
gruñó más fuerte que un pitbull con hambre:
-¡A otro perro con ese hueso! Yo no quiero animales aquí… ¿o él o yo?
Pero bastó con que moviera mi colita y la mirara con esos ojitos de “no rompo
ni una chancleta”, para que su corazón se derritiera más rápido que un helado
en la playa. Desde entonces, soy parte de la manada Pérez Pabón.
Mi
amo, Dayro Pérez, al que todos llaman “El Internacional del Deporte”, es
un tipo de esos que ladran con estilo. ¡Y cómo no! Si junto a su mujer y sus hijos
Dayro Junior y Diego inventaron esta fiesta futbolera llamada Internacional
Cup, que desde el 2021 ha puesto a rodar el balón de la alegría por toda
Colombia. Y ahora, en su novena versión, la pelota viene a mi nueva casa
adoptiva: Medellín, esa ciudad que huele a gol, arepa y guayabo feliz.
Un torneo
con pedigree
La
Internacional Cup Plus 40 llegó con toda la pinta a la capital paisa.
Por primera vez, los veteranos del balón pisan la legendaria cancha Marte 1,
en la Unidad Deportiva Atanasio Girardot, ese mismo templo donde otros peludos
como yo han aullado por el “poderoso” DIM” o al Atlético Nacional.
El
jueves, mi amo Dairo y toda su familia le dieron el banderazo oficial en rueda
de prensa, con cámaras, periodistas y hasta un toro de apellido Miura que más
parecía salido de una corrida que de un grupo de fútbol. ¡Qué susto, hermano!
Pero tranquilo, que yo, Skinny, no le temo ni al Toro Miura ni al León Mazo -ese
crack de Cartagena que me alimenta bien cuando lo visito en su restaurante “Yo
amo a Bazurto”-.
“Esto
es una fiesta para la familia”, recalcó Dairo padre con voz vehemente. Igualmente,
al recibir la tarjeta verde del juego limpio de manos de su creativo el
periodista Roosevelt Castro Bohórquez.
Allí
se anunció todo: los tres grupos, las doce delegaciones y el sistema de
competencia. La cosa va así:
- Grupo A: Bogotá SC, La Guajira,
Antioquia y Bogotá Real Alianza.
- Grupo B: Manizales Coachbank, Casanare
Gencor, AMP Confecciones y Distrito Capital.
- Grupo C: Abogados Caldas, Bogotá Miura
FC, Villavicencio Llaneros y Bolívar.
¡Más
de doscientos jugadores veteranos dispuestos a demostrar que perro viejo sí
aprende nuevos trucos!
Medellín,
nueva casa del fútbol veterano
Desde
las dos de la tarde, el balón comenzó a rodar como si tuviera motor propio. En
cada partido, antes del pitazo inicial, los equipos entraron con ceremonia,
música y respeto, mostrando que este torneo no es solo una competencia, sino
una celebración de la vida.
Yo,
entre la multitud, aullaba de emoción, meneando mi colita negra y blanca. Mi
amo, vicepresidente de la ACORD Magdalena, repetía su lema con ese brillo en
los ojos que solo tienen los que aman el deporte de verdad: “¡Vive la vida,
vive el deporte!”
Y
vaya si se vive. La Internacional Cup es más que un campeonato: es una jauría
de amigos que se reencuentran, una manada que juega por pasión, no por fama.
Homenaje con
alma y corazón
En
esta edición, la organización decidió rendirle homenaje a John Wilmar “La
Pelusa” Pérez, ese crack paisa que hizo historia en el Deportivo
Independiente Medellín.
De
hecho, en cada versión hemos homenajeado a varios de los nuestros, y grandes
“perriadores”, como Alex “El Didí” Valderrama, Teddy Orozco, Eduardo Emilio
Vilarete, Eduardo Julián Retat, aunque este último sí era un “perro de presa”
en el medio campo de equipos como Atlético Nacional.
Mientras
sonaban los aplausos y los flashes iluminaban la tarde, yo levanté mis orejas y
pensé:
“¡Guau! ¡Qué orgullo ver que hasta los grandes tienen su hueso de reconocimiento!”.
De
fondo, imaginé a mi abuelo, el juglar Alfredo de Jesús, componiendo una
canción vallenata en honor a los héroes del balón, mientras mi abuela Eufemia
zapateaba al compás, celebrando cada pase, cada gol, cada ladrido de emoción.
Desde
el corazón perruno
Ver
a mi amo dirigir este sueño me hace sentir el perro más afortunado del mundo.
Quién lo creyera: aquel profesor al que no le renovaron su contrato en pandemia
en el Liceo Versalles, terminó fundando un torneo que hoy mueve montañas, une
regiones y le da esperanza a muchos veteranos del fútbol colombiano. El
arjonero se salió con la suya.
La
Internacional Cup ya no pertenece solo a Santa Marta; ahora es patrimonio de
todo el país. Desde Magdalena hasta Antioquia, desde los Llanos hasta la
Guajira, los equipos llegan a demostrar que la pasión no envejece… que los
sueños no tienen arrugas.
Y
mientras los aplausos llenaban la Marte 1, yo me estiraba bajo el sol, con la
lengua afuera, pensando: “La vida perruna también tiene sus campeonatos… y
este, sin duda, lo ganamos todos”.
Así
también lo piensa mi amo Dairo, mientras orienta su otra hija deportiva: La
escuela de Fútbol llamada Internacional F.C. con sede en Santa Marta.
Es
que son cerca de 45 niños y niñas, que le hacen una gambeta a los “peligros
sociales” en las polvorientas canchas de mi ciudad natal o en su sede deportiva
ubicada en el Conjunto residencial Venecia, desde hace 4 años.
¡Guau! ¡Qué
Torneo!
La Internacional Cup Plus 40 no solo rueda el balón: hace latir corazones. Y
yo, Skinny, el flaco de Santa Marta, puedo decir con orgullo que fui testigo,
cronista y mascota oficial de esta fiesta del deporte.
Porque
en esta vida, como en el fútbol, lo importante no es solo ganar… ¡Es seguir
jugando con alegría y ladrando con pasión!
Display Perruno 2. En la entrega de los uniformes de los
equipos participante (Izquierda e Centro) y con Gustavo Toro, gerente del Hotel
Dorado 70 en donde me hospedo en una perrera de 5 estrellas para mi pedigree.
¡Gracias!!!


