Este 31 de mayo se cumplieron cinco décadas de la
implementación de las tarjetas amarillas y rojas en el fútbol. ¿Cómo y por qué
surgieron? Reseña histórica.
Este 31 de mayo se cumplieron cinco décadas de la
implementación de las tarjetas amarillas y rojas en el fútbol. ¿Cómo y por qué
surgieron? Reseña histórica.
Por: Roosevelt Castro B.
Las tarjetas punitivas en el futbol cumplen 50 años. Sí, son
cinco décadas de evolución desde su implementación en el Mundial de México 70
hasta hoy, en plena pandemia global
producto del Covid 19.
Dicen que los inventos
nacen de la necesidad de solucionar un problema y las tarjetas lo han hecho
desde hace media centuria. Las amarillas y las rojas tendrían como objetivo
detener la violencia rampante que agobiaba al fútbol. El visionario ingles Kenneth
Aston entendió que, como subalterno de la Reina Isabel en la Segunda Guerra Mundial,
debía contribuir en ese cometido. Estaba en su ADN.
Batalla de Santiago:
primer detonante
Al exsargento y
árbitro inglés, nacido el 1° de
septiembre de 1915 en Colchester, Reino Unido,
vivió “en carne propia” el detonante para su famosa invención. La
Batalla de Santiago fue el hecho histórico del fútbol, que inspiró a este
profesor británico.
El 2 de junio de 1962, en el marco de la Copa del Mundo en
Chile, se enfrentaban los anfitriones
contra el onceno italiano, por el grupo 2.
El equipo arbitral fue comandado por Ken Aston, quien fungía como
árbitro central, secundado por el israelí Leo Goldstein y el mexicano
Fernando Buergo Elcuaz, quienes oficiaron como jueces línea del choque
futbolero, que luego fue calificado como el más violento de todos los Mundiales
realizados hasta el momento.
El ambiente antes del partido era tenso. Antonio Ghirelli y
Corrado Pizzinelli, dos periodistas italianos, habían descrito en términos crudos y
desobligantes a la capital austral tildándola de “un basurero donde su
población era propensa a la desnutrición, el analfabetismo, el alcoholismo y la
pobreza”. Igualmente, algunos futbolistas de la “Escuadra Azurri” fueron
despectivos y pocos corteses con las mujeres chilenas calificándolas de “poco
agraciadas”, por no decirles que no tenían muchos atractivos físicos.
La respuesta de la prensa no se hizo esperar. Los periódicos
chilenos respondieron describiendo a los italianos como “fascistas, mafiosos,
abusados y, debido a que algunos de los jugadores del Inter de Milán habían
estado involucrados recientemente en un escándalo de dopaje, los calificaron de drogadictos”.
Así las cosas, el partido comenzó con un ambiente negro, como
el color de la vestimenta arbitral comandada por el británico.
Los cerca de 66.000
espectadores que asistieron al Estadio Nacional de Santiago vieron como Aston
expulsaba verbalmente al italiano Giorgio Ferrini, cuando solo transcurrían solo 12 segundos del pitazo
inicial. Igualmente, y al minuto 41, mandó
a las duchas al defensor Mario David, de Italia.
Patadas, codazos, escupitazos y hasta trompadas se vieron en
esta batalla campal, matizada por la “sed de venganza austral” y con la anuencia del juez inglés, que
opacaron la victoria chilena 2-0. Los goles de
Jaime Ramírez y de Jorge Toro no obnubilaron el
vergonzoso episodio de violencia.
Rattin y la Babel para
otra expulsión
El segundo detonante
para la invención de las tarjetas rojas y amarillas fue la expulsión de
Ubaldo Rattin.
Ocurrió cuatro años después. Inglaterra era la anfitriona de
la octava Copa del Mundo. Los inventores del fútbol moderno organizaban por
primera y única vez la máxima fiesta del balón del orbe.
Ken Aston, ya retirado del juzgamiento, fungía en la comisión
arbitral de la cita mundial con la pelota en su país.
De entrada, las acciones violentas empezaron a aflorar en los
partidos. El objetivo de las diferentes selecciones era uno solo: que Brasil no
retuviera el título que, de manera
consecutiva, venía llevándose desde
Suiza 1958 y Chile 1962.
Es que si los de la tierra de la samba lograban su “Tri”, se
llevarían definitivamente para sus vitrinas la Copa Jules Rimet.
Brasil vs Bulgaria, Brasil vs Portugal fueron algunos de los
encuentros en los que afloraron los espíritus violentos y que no fueron
detenidos y castigados por los
encargados de impartir justicia dentro de los terrenos de juego ingleses y ante
la mirada complaciente de Sir Stanley Rous, presidente de la FIFA y anfitrión
de la Copa Mundial.
Pero la “gota que rebozó la copa” fue el partido entre
Argentina e Inglaterra, por cuartos de final. Los gauchos venían como favoritos
mientras que los locales, orientados por Alf Ramsey, no convencían a su fanaticada.
Para el encuentro futbolero, jugado en el Estadio de Wembley
el sábado 23 de Julio de 1966, fue designado el juez el alemán Rudolf Kreitlen.
Transcurría el minuto
36 del primer tiempo del partido cuando el árbitro alemán expulsa verbalmente y
de forma directa al argentino Ubaldo
Antonio Rattin. El capitán albiceleste
no lo entendía, no solo psíquicamente sino idiomáticamente. Quedó
estupefacto. La Torre de Babel que se
formó fue un galimatías para los visitantes. Los dirigidos por Juan Carlos
Lorenzo señalaban que el de la falta era Omar “El Pato” Pastorizza, pero, y
ante la dificultad idiomática, no se logró reversar la injusta medida
disciplinaria tomada por el árbitro germano. Al final, y faltando escasos 5
minutos para terminar el partido, el delantero Roger Horst convirtió la única
anotación, para que Inglaterra se instalara en las semifinales y más tarde
coronarse campeona del mundo por primera
y única vez.
En el palco miraba
incrédulo Ken Aston. Sabía que quería no
solo detener la violencia en el fútbol,
sino tomar medidas disciplinarias que,
ante esa diversidad idiomática, eran difíciles de interpretar, pues no existía un código
universal que las hiciera entender.
Un semáforo inspirador
Luego de realizar un balance minucioso en material arbitral,
Aston se puso a la tarea de crear un código que lo entendieran en todo el
planeta tierra. Fue así que un día conduciendo por las calles londinenses
cuando se le prendió el foco. Vio en el semáforo como se detenían no solo los
vehículos, él aspiraba a parar la violencia.
Además, observó el amarillo preventivo y a ambos colores los extrapoló
para la disciplina en el fútbol.
Hilda, su mujer, fue la que “aterrizó” las disquisiciones del
juez británico. Recortó las primeras dos cartulinas con esos colores y se las enseñó a su esposo. Así nacieron las primeras tarjetas del
castigo en el fútbol. Solo les faltó la verde, que en 1986 sería tomada por
otro visionario para premiar el comportamiento respetuoso y de juego limpio,
pero esa es otra historia.
El británico rememoraría tiempo después que estos dos
colores, tanto el amarillo como el rojo, ya los había utilizado. “Fue en 1947 cuando introduje las
banderas de los jueces de línea de colores brillantes, una amarilla y otra
roja, en lugar de las proporcionadas por el equipo local, en los colores del
equipo local, que tradicionalmente se habían utilizado”, dijo en su momento el
juez inglés. Explicó que estaba haciendo un juego en medio de un brumoso día de
Londres y que los colores del equipo
local eran beige y chocolate, que no se podían
ver en la niebla. Continuó su relato diciendo que: “fui a la tienda de excedentes de guerra en el
camino a casa, compré un par de chubasqueros rojos y amarillos e hice un
conjunto de banderas de colores brillantes, que usó a partir de entonces, y nunca
volvió a preocuparse por la niebla”.
En México 70 debutan
Luego de mantenerlas de manera experimental en diferentes
torneos y campeonatos, las tarjetas
punitivas se oficializan. México 70 es el Mundial que le abre las
puertas a las medidas disciplinarias, castigadas
por estas cartulinas.
El partido inaugural entre México y URSS, jugado en el
Estadio Azteca el 31 de mayo de ese año, vio como la primera tarjeta amarilla
era Izada por el central del compromiso.
El alemán Tschenscher levantó el primer cartón de
amonestación, al minuto 30 de la primera parte. Kakhi Asatiani, de Rusia,
recibía la primera cartulina amarilla en un Mundial y entraba a la
historia del fútbol orbital
De igual forma, sus
compañeros de equipo: Evgeni Lovchev, Givili
Nodiya, Gennadi Logofet y el mexicano
Gustavo Pena terminarían siendo amonestados por el juez germano.
La primera roja es para
Chile
Las expulsiones con la tarjeta roja tienen su génesis en el Mundial de Alemania
1974. El primer jugador en recibir esta medida disciplinaria, con este novedoso
invento, fue el chileno Carlos Caszely.
El 14 de junio de 1974, y en el primer partido de la Fase de
Grupos entre Alemania y Chile, el
árbitro turco Dogan Babacan interpretó
como falta descalificadora la cometida por el delantero austral al defensor
teutón Berti Vogts. Corrían 67 minutos
y el central no dudó. Así, los más de 83 mil espectadores, que asistieron
al Estadio Olímpico de Berlín, pudieron
presenciar cómo Caszely recibía la primera tarjeta roja en la historia de las
citas mundialistas.
Hoy cinco décadas después, las cartulinas de Aston siguen tan
vigentes como la primera vez. Ahora falta la verde, para completar la triada
cromática del inglés, pero para que no castigue sino para exaltar y premiar el
comportamiento respetuoso o de juego limpio ¿Se podrá?.
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