miércoles, 3 de junio de 2020

La amarilla y la roja, su evolución cincuentenaria



Este 31 de mayo se cumplieron cinco décadas de la implementación de las tarjetas amarillas y rojas en el fútbol. ¿Cómo y por qué surgieron? Reseña histórica.
Este 31 de mayo se cumplieron cinco décadas de la implementación de las tarjetas amarillas y rojas en el fútbol. ¿Cómo y por qué surgieron? Reseña histórica.

Por: Roosevelt Castro B.
Las tarjetas punitivas en el futbol cumplen 50 años. Sí, son cinco décadas de evolución desde su implementación en el Mundial de México 70 hasta hoy, en plena pandemia global  producto del Covid 19.
 Dicen que los inventos nacen de la necesidad de solucionar un problema y las tarjetas lo han hecho desde hace media centuria. Las amarillas y las rojas tendrían como objetivo detener la violencia rampante que agobiaba al fútbol. El visionario ingles Kenneth Aston entendió que, como subalterno de la Reina Isabel en la Segunda Guerra Mundial, debía contribuir en ese cometido. Estaba en su ADN.
Batalla de Santiago: primer detonante
Al exsargento  y árbitro inglés, nacido el  1° de septiembre de 1915 en Colchester, Reino Unido,   vivió “en carne propia” el detonante para su famosa invención. La Batalla de Santiago fue el hecho histórico del fútbol, que inspiró a este profesor  británico.
El 2 de junio de 1962, en el marco de la Copa del Mundo en Chile,  se enfrentaban los anfitriones contra el onceno italiano, por el grupo 2.   El equipo arbitral  fue comandado por Ken Aston, quien  fungía como  árbitro central, secundado por el israelí Leo Goldstein y el mexicano Fernando Buergo Elcuaz, quienes oficiaron como jueces línea del choque futbolero, que luego fue calificado como el más violento de todos los Mundiales realizados hasta el momento.
El ambiente antes del partido era tenso. Antonio Ghirelli y Corrado Pizzinelli, dos periodistas italianos,  habían descrito en términos crudos y desobligantes a la capital austral tildándola de “un basurero donde su población era propensa a la desnutrición, el analfabetismo, el alcoholismo  y la  pobreza”. Igualmente, algunos futbolistas de la “Escuadra Azurri” fueron despectivos y pocos corteses con las mujeres chilenas calificándolas de “poco agraciadas”, por no decirles que no tenían muchos atractivos  físicos.
La respuesta de la prensa no se hizo esperar. Los periódicos chilenos respondieron describiendo a los italianos como “fascistas, mafiosos, abusados ​​y, debido a que algunos de los jugadores del Inter de Milán habían estado involucrados recientemente en un escándalo de dopaje,  los calificaron de drogadictos”. 
Así las cosas, el partido comenzó con un ambiente negro, como el color de la vestimenta arbitral comandada por el británico.
Los cerca  de 66.000 espectadores que asistieron al Estadio Nacional de Santiago vieron como Aston expulsaba verbalmente al italiano Giorgio Ferrini, cuando solo  transcurrían solo 12 segundos del pitazo inicial.  Igualmente, y al minuto 41, mandó a las duchas al defensor Mario David, de Italia.
Patadas, codazos, escupitazos y hasta trompadas se vieron en esta batalla campal, matizada por la “sed de venganza austral”  y con la anuencia del juez inglés, que opacaron la victoria chilena 2-0. Los goles de  Jaime Ramírez y de Jorge Toro no obnubilaron  el  vergonzoso episodio de violencia.
Rattin y la Babel para otra expulsión
El segundo detonante  para la invención de las tarjetas rojas y amarillas fue la expulsión de Ubaldo Rattin.
Ocurrió cuatro años después. Inglaterra era la anfitriona de la octava Copa del Mundo. Los inventores del fútbol moderno organizaban por primera y única vez la máxima fiesta del balón del orbe.
Ken Aston, ya retirado del juzgamiento, fungía en la comisión arbitral de la cita mundial con la pelota en su país.
De entrada, las acciones violentas empezaron a aflorar en los partidos. El objetivo de las diferentes selecciones era uno solo: que Brasil no retuviera  el título que, de manera consecutiva,  venía llevándose desde Suiza 1958 y Chile 1962.
Es que si los de la tierra de la samba lograban su “Tri”, se llevarían definitivamente para sus vitrinas la Copa Jules Rimet.
Brasil vs Bulgaria,  Brasil vs Portugal fueron algunos de los encuentros en los que afloraron los espíritus violentos y que no fueron detenidos y castigados  por los encargados de impartir justicia dentro de los terrenos de juego ingleses y ante la mirada complaciente de Sir Stanley Rous, presidente de la FIFA y anfitrión de la Copa Mundial.
Pero la “gota que rebozó la copa” fue el partido entre Argentina e Inglaterra, por cuartos de final. Los gauchos venían como favoritos mientras que los locales, orientados por Alf Ramsey,  no convencían a su fanaticada.
Para el encuentro futbolero, jugado en el Estadio de Wembley el sábado 23 de Julio de 1966, fue designado el juez el alemán Rudolf Kreitlen.
 Transcurría el minuto 36 del primer tiempo del partido cuando el árbitro alemán expulsa verbalmente y  de forma directa al argentino Ubaldo Antonio Rattin. El  capitán albiceleste no lo entendía, no solo psíquicamente sino idiomáticamente. Quedó estupefacto.  La Torre de Babel que se formó fue un galimatías para los visitantes. Los dirigidos por Juan Carlos Lorenzo señalaban que el de la falta era Omar “El Pato” Pastorizza, pero, y ante la dificultad idiomática, no se logró reversar la injusta medida disciplinaria tomada por el árbitro germano. Al final, y faltando escasos 5 minutos para terminar el partido, el delantero Roger Horst convirtió la única anotación, para que Inglaterra se instalara en las semifinales y más tarde coronarse campeona del mundo  por primera y única vez.
En el palco  miraba incrédulo Ken Aston.  Sabía que quería no solo detener la violencia en el fútbol,  sino tomar medidas disciplinarias que,  ante esa diversidad idiomática, eran difíciles de  interpretar, pues no existía un código universal que las hiciera entender.
Un semáforo inspirador
Luego de realizar un balance minucioso en material arbitral, Aston se puso a la tarea de crear un código que lo entendieran en todo el planeta tierra. Fue así que un día conduciendo por las calles londinenses cuando se le prendió el foco. Vio en el semáforo como se detenían no solo los vehículos, él aspiraba a parar la violencia.  Además, observó el amarillo preventivo y a ambos colores los extrapoló para la disciplina en el fútbol.
Hilda, su mujer, fue la que “aterrizó” las disquisiciones del juez británico. Recortó las primeras dos cartulinas  con esos colores  y se las enseñó a su esposo.  Así nacieron las primeras tarjetas del castigo en el fútbol. Solo les faltó la verde, que en 1986 sería tomada por otro visionario para premiar el comportamiento respetuoso y de juego limpio, pero esa es otra historia.
El británico rememoraría tiempo después que estos dos colores, tanto el amarillo como el rojo, ya los había utilizado.  “Fue en 1947 cuando   introduje las banderas de los jueces de línea de colores brillantes, una amarilla y otra roja, en lugar de las proporcionadas por el equipo local, en los colores del equipo local, que tradicionalmente se habían utilizado”, dijo en su momento el juez inglés. Explicó que estaba haciendo un juego en medio de un brumoso día de Londres y  que los colores del equipo local eran beige y chocolate,  que no se podían ver en la niebla. Continuó su relato diciendo que: “fui  a la tienda de excedentes de guerra en el camino a casa, compré un par de chubasqueros rojos y amarillos e hice un conjunto de banderas de colores brillantes, que usó a partir de entonces, y nunca volvió a preocuparse por la niebla”.
En México 70 debutan
Luego de mantenerlas de manera experimental en diferentes torneos y campeonatos, las tarjetas  punitivas se oficializan. México 70 es el Mundial que le abre las puertas a  las medidas disciplinarias, castigadas por estas cartulinas.
El partido inaugural entre México y URSS, jugado en el Estadio Azteca el 31 de mayo de ese año, vio como la primera tarjeta amarilla era Izada por el central del compromiso.
El alemán Tschenscher levantó el primer cartón de amonestación, al minuto 30 de la primera parte. Kakhi Asatiani, de Rusia, recibía la primera cartulina amarilla en un Mundial y entraba a la historia  del fútbol orbital
 De igual forma, sus compañeros de equipo: Evgeni Lovchev,  Givili Nodiya,  Gennadi Logofet y el mexicano Gustavo Pena terminarían siendo amonestados por el juez germano.
La primera roja es para Chile
Las expulsiones con la tarjeta roja  tienen su génesis en el Mundial de Alemania 1974. El primer jugador en recibir esta medida disciplinaria, con este novedoso invento,  fue el chileno Carlos Caszely.
El 14 de junio de 1974, y en el primer partido de la Fase de Grupos entre  Alemania y Chile, el árbitro turco Dogan Babacan  interpretó como falta descalificadora la cometida por el delantero austral al defensor teutón Berti Vogts. Corrían 67 minutos y el central no dudó. Así, los más de 83 mil espectadores, que asistieron al Estadio  Olímpico de Berlín, pudieron presenciar cómo Caszely recibía la primera tarjeta roja en la historia de las citas mundialistas.
Hoy cinco décadas después, las cartulinas de Aston siguen tan vigentes como la primera vez. Ahora falta la verde, para completar la triada cromática del inglés, pero para que no castigue sino para exaltar y premiar el comportamiento respetuoso o de juego limpio ¿Se podrá?.
 

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