“No son las fuertes velas las que mueven el barco,
si no el viento invisible ”
Ambroise Bierce
El fútbol antioqueño ha encontrado en Roosevelt Castro Bohórquez un gran doliente. Desde sus facetas como jugador, entrenador, pasando por las de dirigente, árbitro o periodista deportivo, este colombiano ha aportado al desarrollo de este deporte. Su tarjeta verde es la “punta de iceberg” de lo que ha ayudado a construir con una pelota. Su historia de vida y de amor a la redonda.
Por: Marlyn y Edwin Ortega Ospina
Desde que su familia llegó a Medellín en 1974, Roosevelt supo que lo suyo era darle rienda al fútbol. Las amplias mangas de la Unidad Deportiva Atanasio Girardot fueron testigo mudo de su gran amor silencioso a la redonda.
“Mi padre había comprado una casa de habitación en el sector del Florida Nueva-Estadio en 1966, pero ocho años después nos vinimos con todo el trasteo de Santa Bárbara, el último municipio en el que vivimos, luego de una especie de Odisea cafetera por el trabajo de él como técnico agrícola al servicio de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia y que lo condujo por Heliconia, Sonsón, Betania, Caramanta ”, manifiesta el cuarto hijo de la familia Castro Bohórquez, nacido en Villarrica, Tolima, el 16 de abril de 1959.
Periodismo y fútbol… sólo fútbol
Los desafíos barriales, la fundación de equipos como Real Florida y Las Águilas, la organización de torneos de futbolito o banquitas, la preparación y dirección técnica de otros como Sporting Florida, fueron los primeros encuentros con el balón de fútbol de este bachiller del Liceo Nacional Marco Fidel Suárez, en donde fundó el periódico estudiantil “El Ideal Juvenil”.
“El fútbol se me metió cómo un virus, del que aún hoy no me he podido curar. En ese entonces no existía el edificio de Indeportes Antioquia. Tampoco ese gran complejo acuático, el patinódromo y mucho menos El Metro ”rememora el cuarto hijo de Roosevelt, un jubilado de la Federación de Cafeteros, y de Cecilia, una hacendosa ama de casa.
“A mediados de los 70’s fundé el
periódico del colegio. Venía con la idea
desde que estuvimos en Caramanta, en donde realizaba una especie de periódico
mural, en un tablero que facilitaba el director de la Escuela Francisco Montoya
Kennedy”, recuerda.
Las tizas de colores y con olor a
cal fueron las cómplices de su primer amor con las letras periodísticas, en
este pueblo antioqueño ubicado en el suroeste del departamento.
Simultáneamente jugaba, juzgaba
el voleibol y veía a su padre y sus hermanos jugar fútbol y defender los
colores de su colegio en este y otros deportes como el atletismo y el baloncesto.
Todo ese bagaje polideportivo y
periodístico también hizo tránsito en Santa Bárbara, para luego traerlo a
Medellín.
Con el virus futbolístico en su
sangre, Roosevelt ayudó en la preparación de unos equipos barriales. “Estuve
como preparador físico del equipo Sporting Florida, matriculado en la categoría
Ascenso Mayores en los torneos de la Liga Antioqueña de Fútbol. También estuve
a prueba con las Divisiones Inferiores del DIM. Vi crecer a muchos vecinos en
estas cuestiones del fútbol”, evoca el coequipero de Gonzalo Montoya, los
hermanos Orlando y Gustavo Pérez, entre otros, y quienes pudieron llegar al
fútbol profesional colombiano.
“Tribuna Roja y Verde” fueron los
primeros programas pioneros en llevar toda la información dedicada a un equipo
profesional. Surgieron en 1978, de una idea loca de don Bernardo Tobón Martínez,
gerente de Todelar Medellín. Los hinchas
del DIM y el Atlético Nacional gozaron del aporte informativo que hacían estos
espacios en el dial antioqueño. Emisora Claridad fue el epicentro informativo
rojo y verde, en el año del Mundial de Argentina.
“Inicialmente estuve con Gerardo Arias
Gallo, quien estaba como coordinador de Tribuna Roja, pero, y ante la salida
intempestiva de él, llegó Guillermo Hinestroza Isaza y me dio la oportunidad de
estar a su lado. Con él aprendí muchas cosas de periodismo deportivo.
Igualmente, de Luciano González Sequea, quien orientaba periodísticamente la
Tribuna Verde. A ambos, les estoy eternamente agradecido por tantas enseñanzas”,
evoca.
La dirección técnica le llegó a Roosevelt de una manera prematura. El maestro Guillermo Hinestroza Isaza, con quien fungía como periodista en unos programas radiales como “Tribuna Roja” y “Goles y Comentarios”, lo invitó a conformar unos equipos que participarían en un Torneo Babyfútbol, que él mismo organizaba.
“Nosotros estábamos en Radio Popular, del Radio Sistema Federal de
Antioquia, realizando el programa “Goles y Comentarios”. A Guillermo
(Hinestroza Isaza) lo llamó el doctor Hernán Gómez Agudelo, para que le
organizara un Torneo Babyfútbol, como el que hizo en 1973. Este campeonato de
niños se realizó en el Coliseo Cubierto y de allí salieron muchos chicos, que
luego engrosaron las filas del DIM, como Orlando Pérez, Gustavo Nilsen Zapata,
Rogelio Zapata, Ormeño Gómez, Gonzalo Montoya, entre otros. El éxito fue enorme,
por eso el papá de “El Bolillo” le insistió a Hinestroza Isaza. Él me dijo que
si quería hacer unos equipos para participar. Yo le dije que sí. Con el tiempo
me empoderó y ya hacíamos parte de su organización”, recuerda Castro Bohórquez.
Lo que no sabía Roosevelt fue que un mes y medio antes del inicio del Torneo, Gómez Agudelo, quien en ese entonces fungía como gerente del DIM, le quitaría la organización a Hinestroza Isaza y a él, y se la daría a José María Ramacciotti y al odontólogo Antonio Franco Ruiz. Igualmente, que le cambiaría de nombre por el del “Torneo de La Esperanza”.
“Como dicen por ahí: salimos cómo
pepa de guama, pues Gómez Agudelo quería que lo realizáramos gratis. En vista
de ello Guillermo lo empezó a criticar en sus programas radiales y por ello su
despojo. De todas maneras, debo reconocer que este Torneo fue el puntapié
inicial para muchas figuras que de allí surgieron, como René Higuita, Óscar
“Galea” Galeano, Andrés Escobar Saldarriaga, Guillermo Álvarez, “Mecha” Jurado,
Carlos Gaviria, entre otros”, comenta con un dejo de tristeza.
En 1980 le hace un gambeta a la
vida. Para no decepcionar a los niños inscritos en el Torneo Babyfútbol, y que
no dejaron participar, Roosevelt consiguió una planilla e inscribió a los
pequeños infantes en la Liga Antioqueña de Fútbol, en la categoría cuarta.
“Arturo Bustamante nos regaló la
planilla y Decoraciones en Madera, de don Darío Álvarez, nos patrocinó los
uniformes de competencia. Nosotros entrenábamos en las canchas de la
Universidad Pontificia Bolivariana. Allí conocí a don Alberto Escobar Acevedo,
un profesor de biología, quien luego me invitó a hacer parte del cuerpo técnico
de los equipos de ese centro universitario”, rememora.
Con el nombre de Medellincito,
los infantes llegaron a instancias semifinales, en su primera incursión
liguera.
Paralelo a ello, fungía como periodista en el programa radial “Pantalla Deportiva”, que se emitía por Radio Popular, del Radio Sistema Federal y sirvió como cofundador del periódico especializado en fútbol aficionado “Goles y Comentarios”.
En 1981, y como asistente técnico
de los equipos de la U.P.B., Roosevelt también realizó una campaña decorosa.
“A falta de un equipo, estuve al
mando de dos y como asistente del otro. En ese entonces, los colores rojo y
negro de la U.P.B. participaban con dos equipos por categoría, tanto en cuarta,
como tercera y segunda. El uno llamaba Estudiantes U.P.B., que estaban bajo la
dirección técnica mía, y el otro U.P.B., que estaban bajo la orientación de Rodrigo
“Jacinto” Berrio. Los primeros eran las reservas del otro equipo, ya que los
mejores de estos pasaban a engrosar las filas del otro al año siguiente”,
aclara Roosevelt.
Gustavo “Misil” Restrepo, Jorge Carmona, Óscar Pareja, Víctor Marulanda, Arturo Cárdenas, Alejandro García, entre otros, empezaron a ver rodar sus sueños futbolísticos con el balón bolivariano.
En ese mismo año, Roosevelt Castro realizó su primer curso de arbitraje en el fútbol. “Estuve con Juan Manuel Gómez Botero, John Jairo Toro, Bernardo Valencia, Mario Bedoya Morant, Jorge Luis Arango Cardona, entre otros. Las clases las recibíamos en Comfama de San Ignacio y nuestro instructor fue Gonzalo Valderrama. No ejercí, ya que estaba como asistente técnico de la U.P.B.”, comenta con la ética que siempre lo ha caracterizado el llamado “Juez de los Valores”.
Para 1983 y 1984, vuelve y se
viste de cortos. El onceno Editorial Colina, en la Liga Empresarial, lo tuvo en
sus filas. Simultáneamente, dirigió los
equipos de su barrio, en los Juegos Ciudad de Medellín (antes Juegos
Metropolitanos) y de Farmacia Rivoli y Boca Junior, en la categoría master, de la
Liga Municipal de Fútbol, que orientaba un hijo de “El Cura” Burgos.
El Babyfútbol cabalga de nuevo
De igual forma, fue llamado por
Guillermo Hinestroza Isaza para “recuperar” el Babyfútbol.
“Estuvimos hablando varias veces
con el doctor Antonio Franco Ruiz para realizar nuevamente el Babyfútbol. Él
estaba en la dirigencia de la Liga Antioqueña de Atletismo. Guillermo estaba
“locutando” en Radio Ritmos al lado de Hugo Suaza y Carlos Fredy López
(q.e.p.d) y yo laboraba por el mínimo con Editorial Colina. Cuando le hablamos de dinero, el odontólogo
nos sacó de taquito. Luego nos enteraríamos que ya había hablado con Álvaro
Galeano, Julio César Acosta y Julio Vélez, entre otros, para ese puntapié
inicial a lo que después sería la Corporación Los Paisitas”, rememora el
comunicador social-periodista de la Universidad de Antioquia.
La propuesta prosperó y se
convirtió no solo en la cantera inagotable de futbolistas para el país, sino el
Festival Polideportivo más grande de Latinoamérica. “Ellos iniciaron con el nombre de Corporación
Babyfútbol Los Paisitas y luego cambiaron su nombre y casi que razón social a
la de Deportiva. Su crecimiento ha sido exponencial, ayudando a la reserva
deportiva de Colombia. Me les quito el sombrero, por tan excelente aporte de “Deporte
con sentido social”, como ellos expresan. Yo he estado en todas las versiones,
menos en la primera. Estuve como delegado, asesor técnico, proveedor y
especialmente como periodista deportivo”, comenta con un brillo en los ojos el ganador
en varias categorías de la Orden Cívica Colima, una ONG que premiaba anualmente
a los liderazgos de los antioqueños destacados en diferentes áreas, incluyendo
la deportiva.
El Torneo Todelar puso a rodar el balón en las canchas Marte y Campoamor. Jaime Barona Home llamó a Roosevelt para que le colaborara en la elaboración del Reglamento de Competición del primer torneo, que se realizó en 1984. Él accedió y en los próximos cuatro años colaboró con la organización del evento futbolístico. “Allí les dimos la oportunidad de empezar periodísticamente a varios colegas. Arley Cardona, Carlos Frey López, Rubén Darío Ruiz, Salvador Dalí Garcés, entre otros, estuvieron en el grupo de las transmisiones, que realizamos por Emisora Claridad de Todelar”, reseña.
El pito suena y sueña
Para 1985 realizó su segundo
curso arbitral. Ya había salido de la empresa editorial en que laboraba. Sus instructores fueron Juan Manuel Gómez
Botero y Octavio Sierra Mesa.
Al año siguiente, empezó ese duro
y desagradecido de arbitrar, como nueva faceta para contribuir con el fútbol
aficionado de Antioquia desde el juzgamiento.
“Fue el pitazo inicial de lo que más tarde se convertiría en mi
propuesta de juego limpio de la tarjeta verde”, recuerda el inquieto periodista
asociado a la Asociación Colombiana de Entrenadores de Fútbol, Ascenfútbol.
Es que su arbitraje fue diferente, pues les empezó a enseñar a los niños las reglas fútbol y de la vida, para darle la norma de la ventaja al juego limpio y los valores.
“Ya muchos conocieron esa manera
de juzgar los partidos. Empecé con uno didáctico enseñándoles a los niños el
reglamento del fútbol”, sentencia el llamado “Árbitro de la Paz”.
Fueron muchas las misivas y
mensajes de felicitaciones enviados hacia el Colegio de Árbitros de la Liga
(hoy Arbiantioquia), por la labor realizada por Roosevelt con este tipo de
juzgamiento. En uno de ellos, el señor Gessler A. Hernández, presidente del
Club Clásicos Santa María y padre de John “El Lento” Hernández, manifestaba su
gratitud y, al mismo tiempo, su preocupación por la orientación dada en ese
entonces.
“El excelente desempeño del señor
(Roosevelt) Castro nos demostró que cuando hay buena capacitación y se tiene
personalidad, los resultados tienen que ser muy buenos, pues no solo dirigió el
partido con el pito, sino que, pedagógicamente, hizo lo más importante en estas
categorías como orientar a los niños en la ejecución de algunos movimientos,
por ejemplo: el saque de banda, de puerta, etc.
Jueces de estas condiciones son
los que hacen bien al deporte, mucho más que muchos entrenadores, que, en lugar
de orientar a sus jugadores, los envían al campo de juego a dar puntapiés, a
insultar, al contrario, a hostigar al juez y a muchas cosas más”, señaló en la
misiva Hernández, máximo dignatario del equipo itagüiseño y quien falleció hace dos años.
Más fútbol aficionado
Sólo…Fútbol Aficionado” fue una
publicación deportiva que propuso Roosevelt para la difusión del balompié
paisa. Toda la experticia y conocimiento en impresos que adquirió, tanto en la
publicación de “El Ideal Juvenil”, el periódico estudiantil que fundó en su
colegio, como en la empresa editorial donde laboró, la puso al servicio de su
nuevo aporte periodístico.
“Quería darle continuidad al periódico “Goles y Comentarios”, que habíamos creado con Gerardo Arias Gallo y que no pudimos volver a producir, pues al colega lo habían asesinado en 1983 y yo estaba laborando en Editorial Colina. Igualmente, porque casi desde su creación en 1980, Guillermo Hinestroza me hizo un ultimátum: seguís con ese pasquín de Gerardo o me ayudas a mí”, confiesa el periodista deportivo asociado a la Acord Antioquia, a la AIPS y al CIPA.
“Chiquilines” fue un equipo que
sirvió de cantera futbolística en los años 60’s. De allí salieron grandes
jugadores para el balompié colombiano como Mario Agudelo, Carlos Campillo,
Uriel Cadavid, entre otros. Lo orientaba Guillermo Hinestroza Isaza.
“Para 1988, Hinestroza Isaza me
llamó para recuperar este equipo de fútbol. Le hicimos la propuesta al Dr.
Hernán Gómez Agudelo, en ese entonces gerente de Indeportes Antioquia, y la aprobó.
Eran chicos del barrio El Salado y Antonio Nariño, zonas estigmatizadas por la
violencia sicarial de Medellín. El equipo participó sin mucho éxito en los
torneos de la tercera categoría, pero logramos una labor social importante al
rescatar estos chicos de esos flagelos que los acechaban”, indica Roosevelt, en
su roll de entrenador de la Liga Antioqueña de Fútbol.
Paralelo a ello producía su
publicación deportiva “Sólo…Fútbol Aficionado” y escribía con la misma fuente
informativa, para otra revista llamada “Tribuna del Hincha”, que orientaba
periodísticamente el argentino Pedro Leiva.
De igual forma, colaboraba con las transmisiones del Babyfutbol con el grupo periodístico “El Trabuquito Todelar”, que orientaba Eduardo Sánchez y en el espacio radial “Sábados de Fútbol Aficionado”, que dirigía Gustavo Osorio.
Fútbol Mundial
Para 1990, Colombia había llegado
por segunda vez a un Mundial de Fútbol. Luego de casi 28 años de ayuno, el
balompié nacional estaba en la élite orbital. Meses antes, el talento de “Los
Puros Criollos” le daban un giro copernicano a la pelota del país al ganar la
Copa Libertadores de América
“Se empezó a creer más al
futbolista nuestro. Ya, y desde diferentes medios de comunicación, habíamos
mostrado las bondades de nuestros jugadores, nuestros árbitros, nuestros
dirigentes y nuestros equipos. Programas como “Semillero”, “Desafío” y “Sábados
de Fútbol Aficionado” aportaron en la difusión de nuestro balompié amateur”,
señala el creativo de la publicación “Sólo…Fútbol Aficionado”.
Luego del Mundial y con el título
para Alemania, un amigo lo invitó a dirigir unos equipos de futbolito. Era un
Torneo organizado por el Club Juvenil Lourdes de la parroquia Nuestra Señora de
Lourdes, en su barrio Florida Nueva-Estadio. Le llamó mucho la atención, pues
en el reglamento de competición tenían un ítem que obligaba a los jugadores a
asistir a una especie de catequesis, donde se hacía énfasis a los valores
cristianos, si ellos no asistían no los dejaban jugar. Esto lo retomaría más
adelante, bajo sus propios parámetros, para su arbitraje didáctico y
especialmente de fortalecimiento en valores.
Fueron casi dos años exitosos con
los niños futbolistas de ese sector. “Con nuestros equipos llamados Cosmos nos
ganamos todos los trofeos, como el de campeón, valla menos vencida, goleador,
mejor técnico, juego limpio, etc etc”, rememora.
“La sed de conocimiento no se sacia”
La necesidad de capacitarse está
latente en este inquieto hombre del fútbol.
Asiste a seminarios, cursos, congresos, foros, talleres, congresos y diferentes
jornadas académicas, que empiezan a “saciar mi sed de conocimiento, pero que
nunca se sacia”, como él lo expresa tajantemente.
Pero es su amiga Dora Pérez
Espinal, hermana de los jugadores Orlando y Gustavo, quienes militaron en el
DIM, quien lo convence para que estudié en la Universidad. “De hecho, ella me
pagó el examen de admisión en la Universidad de Antioquia. Noticia grata que
recibí a mediados de noviembre de 1993 de estar entre los estudiantes elegidos,
para realizar mis estudios en educación superior en el programa de historia,
para luego seguir con el de comunicador social-periodista”, evoca.
Así mismo, la cruzada de fútbol y
valores se fusionó en 1996, luego de ser nuevamente invitado por Juan Manuel
Gómez para hacer parte del panel de árbitros del Colegio Departamental adscrito
a la Liga Antioqueña de Fútbol.
“Veíamos con preocupación cómo
los niños del balompié antioqueño eran fundamentados en lo técnico, se
preparaban en lo físico, pero no había una integralidad con sus valores morales
y éticos. Así nos vimos en la tarea de crear un mini manual de convivencia que
extrapolé de las catequesis que recibían los equipos de niños que dirigía, en
los torneos de futbolito que realizaba la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes,
aquí en Medellín. De esta manera nació el arbitraje didáctico y de
fortalecimiento en valores, con el aval del exjuez FIFA Gómez Botero”, explica
Roosevelt.
Una laminita del Divino Niño con
el mensaje “Yo amo, respeto y tolero a mi adversario” sintetizó inicialmente
este aporte al juego limpio, la paz y la convivencia en el fútbol paisa.
Disrupción histórica y periodística
Dio los primeros pasos para la
investigación histórica de los deportes, especialmente del fútbol, con
rigurosidad académica. “Inicié mi
monografía de grados en historia con el devenir del fútbol en Medellín, que luego
fue retomada por Luciano López y que tituló “Detrás del balón”. Me alegró mucho
que él haya culminado este aporte a la historiografía futbolera de Antioquia”,
comenta el historiador de la Universidad de Antioquia.
La mayoría de sus escritos, sus ensayos, sus crónicas, sus reportajes, se salían del modelo informativo e iban más allá, rompiendo con el paradigma “para realizar un periodismo para la vida, para la reconciliación y para el amor”, como lo califica.
El inquieto hombre del periodismo
deportivo fue cocreador de una transmisión de fútbol profesional matizada con
humor. Se llamó “El Despelote Deportivo”. Surgió a finales de 1998.
“Fue una apuesta para la paz y la convivencia ante la aparición del fenómeno de barras bravas, que asomaba en el horizonte del fútbol profesional de nuestro país. Éramos cuatro humoristas y cuatro periodistas quienes informábamos, con humor, desde el Estadio Atanasio Girardot y desde la cabina de La Voz de la Raza, del Sistema Sonoro de Colombia”, señala el árbitro Agapito Silva, alter ego de Roosevelt en esta despelotada transmisión del fútbol, que duró en antena dos años.
Otra apuesta radial que impulsó con su talento fue “El Preliminar…por humor al deporte”. Se emitió por La Voz de la Raza, del Sistema Sonoro de Colombia, en el 2003. Una triada poco usual fue esta propuesta periodística en el dial antioqueño. Fútbol, humor y valores fueron los ingredientes de esta receta, que dio como resultado esta otra alternativa para la paz y la convivencia en este deporte.
Un año antes había ayudado a
crear y conceptualizar el programa radial llamado “La Gran Ciudad”. Durante una
hora diaria se realizaba un gran reportaje con temáticas diferentes, entre las
que se incluía también el fútbol. De
igual forma, creó y conceptualizó otro espacio radial llamado “¡Qué viva el
fútbol! Ambos fueron dirigidos por Carlos Alberto Bermúdez y se emitieron por
Vida AM.
Así mismo, y en ese 2002, estuvo en el staff deportivo de los “Lideres del Ascenso”, una propuesta periodística radial orientada por Jarvi Augusto Escobar Sánchez. “Estuvimos transmitiendo los partidos de la Primera B. Jarvi nos invitó y allí le aportamos en el análisis arbitral, para tener otros lenguajes”, comenta.
De otro lado, fue el creativo del
espacio radial en internet “Goles, sólo goles”, que se emitía por Altair, la
emisora virtual de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de
Antioquia.
“Las Amazonas del Gol” fue otra apuesta de su periodismo disruptivo. “En el 2003, creamos un grupo de mujeres para que conceptuaran, informaran y comentaran el fútbol. La idea era transmitir desde el Estadio Atanasio Girardot y hacer un microprograma los días sábados. Lastimosamente no pudo salir al aire por Ondas de la Montaña, ya que asuntos comerciales nos lo impidieron”, manifestó el inquieto hombre del periodismo deportivo, que, como el viento invisible del que habla Bierce, lideró.
El fútbol con mirada humana en TV
Cable Unión de Occidente le dio
la oportunidad de llegar a la televisión. “La Pelotera Deportiva” fue su primer
producto en la pantalla chica, que combinaba humor y deportes y con los que
pretendía bajar los niveles de agresividad, violencia y estrés en los
escenarios deportivos, especialmente en el Estadio Atanasio Girardot. Se emitió
por el Canal CNC Medellín.
Reconocer sin mezquindades a la gente que con el fútbol construye un mundo mejor y contribuir con la paz y la convivencia en ese contexto, eran los objetivos principales de “Historia a la Redonda…el fútbol con mirada humana”, su segundo proyecto televisivo. Expresiones de Antioquia de Cable Unión Medellín fue el canal que hospedó a este espacio televisivo, durante casi 6 años.
Del Divino Niño a la tarjeta verde
Simultáneamente su arbitraje didáctico y de fortalecimiento en valores, sintetizado con la laminita del Divino Niño, mutó a la hoy reconocida como la tarjeta verde. Eran los inicios del milenio, cuando Roosevelt le cambió el código santo y completó la triada cromática de Ken Aston de las tarjetas punitivas en el fútbol inspiradas en el semáforo, adicionando otra para premiar el comportamiento respetuoso y de juego limpio.
Dice Roosevelt: “algunos de los niños de los torneos de las categorías tercera, cuarta o escolar son Testigos de Jehová o son Evangélicos o son Judíos y no creían en el cuento de la laminita, pero yo les decía que leyeran y reflexionen acerca del mensaje, al margen de su doctrina preferida. Además, les decía que lo más importante era que imitaran lo bueno de los grandes jugadores de fútbol; que no hacía falta llenarse de soberbia, vanidad o engreimiento; que había que respetar a los demás, y siempre, siempre, trabajar en equipo y con mucho amor “.
Por eso se dio a la tarea de
encontrar un código universal que no “violentara” los principios espirituales
de los niños futbolistas, y así creó la tarjeta verde, como ese símbolo para la
campaña educativa de la formación en valores y de la promoción del juego
limpio.
Ese variopinto paisaje espiritual
mutó al color verde, en el 2004. “Me encontré con esa diversidad religiosa, que
no creían en el cuento del Divino Niño y vi en el verde ese código que faltaba,
para completar la trilogía del semáforo en la que se inspiró el árbitro inglés
Ken Aston, para inventar las tarjetas punitivas en el fútbol. Así nació esta
tercera tarjeta, que tiene unos objetivos axiológicos como son los de premiar
todas las acciones de juego limpio que tienen los jugadores, cuerpos técnicos y
administrativos de los equipos de fútbol antes, durante y después del
desarrollo de un partido” señala el llamado Árbitro de la Paz.
Más fútbol, más paz
También en ese 2004, y como miembro de la “Mesa de Trabajo por el Juego Limpio, en el fútbol aficionado de Antioquia, en la Comisión de Juzgamiento y adscrita a la Oficina de la No-violencia del Departamento de Antioquia”, Castro Bohórquez propuso hacer este tipo de arbitraje, pero no se pudo, ya que le dieron más fuerza al problema de las falsificaciones de documentos para la inscripción de jugadores. Pero esto no lo amilanó.
“No obstante, allí dimos los
primeros pasos para el cambio propuesto al llevar la estrategia Fair Play de la
tarjeta verde a la I Cumbre Mundial de Paz realizada en Bogotá, en el 2009, no
sin antes aportar en otros escenarios como I Encuentro Nacional para la
Seguridad y la Convivencia en el Fútbol Colombiano Alcaldía de Medellín, en el
2008”, continúa con su relato Roosevelt.
Siguen las contribuciones al futbol en paz
De igual forma, y en el 2008, una serie de piezas audiovisuales se empezaron a proyectar en el tablero electrónico del estadio Atanasio Girardot, de Medellín.
Lo seguidores de los equipos
locales, tanto del Deportivo Independiente Medellín como los del Atlético
Nacional, observaron por algunos minutos en los partidos el rodar de la campaña
“Tarjeta Roja a la Violencia”, que
duró un año. Fue otra de las contribuciones que realizó Roosevelt en beneficio
de la paz y la convivencia en el contexto del fútbol.
“De igual forma, y como miembro
en las mesas de trabajo de los lineamientos “Fútbol con inclusión social” y
“Academia-Investigación” del Plan Decenal para la Comodidad, la Seguridad y la
Convivencia en el Fútbol Colombiano 2013-2023. (CNSC 2012), en el que
continuamos con nuestro aporte Fair Play”, resalta y recalca el periodista
deportivo cocreador de propuestas como El Despelote Deportivo (una transmisión
radial de fútbol, matizada con humor); Historias a la Redonda (espacio
televisivo, en el que se muestra la parte humana del fútbol y sus actores);
Tarjeta Roja a la Violencia (campaña publicitaria en televisión), y otras
“locas propuestas más”, que han nutrido el periodismo deportivo desde Medellín,
Colombia.
Se conceptualiza la tarjeta verde
La conceptualización de la Tarjeta
Verde llegó como producto de la monografía de grados, como técnico de fútbol,
del convenio Indeportes Antioquia-Liga Antioqueña de Fútbol.
“Con nuestra monografía de grados
titulada “El Reglamento del Fútbol y los
valores en el desarrollo psicosocial del niño futbolista antioqueño en el juego
limpio”, se logró ese objetivo, en diciembre de 2012. En este aporte
académico conceptualizamos en forma y le dimos un sustento teórico a nuestra
propuesta axiológica de la tarjeta verde”, indica.
“Meses antes habíamos sido
ponentes en el III Congreso Internacional de Comunicación para la Paz “La
comunicación en los procesos contemporáneos de Paz-Conflicto: Escenarios,
actores, agendas y desafíos”, organizado por la Universidad de Santo Tomás,
Bogotá, con la charla El periodismo deportivo: ¿Una balacera lingüística? Allí
también mostramos las bondades de la tarjeta verde, como estrategia para la paz
en el contexto del fútbol, en agosto de 2012”, recuerda el ganador del “Premio
Shoffar es Tiempo de Paz”.
Lleva sus historias al mundo
El periódico El Mundo lo tuvo en
su staff de redactores. Durante casi un año y medio estuvo en la sala de
redacción del impreso antioqueño. “Allí mostré muchas historias de vida de
muchos deportistas y no faltaron las de varios futbolistas, tanto aficionados
como profesionales, gracias a la invitación del periodista Javier Ramírez”,
indica el periodista deportivo.
De otro lado, conformó el grupo
primigenio de “Capsulas de Fútbol”.
Allí, y durante casi un año, estuvo como analista arbitral. “Alfredo
(Carreño Suárez) nos tuvo en cuenta para estar en el grupo selecto de
colaboradores de su portal en internet. Fue una experiencia muy gratificante
escribir acerca de lo que siempre me ha apasionado, como lo es el juzgamiento
del fútbol”, señala.
Nada mejor. Jugando en casa. Historias de la cancha. Hazañas de tribuna
Para finales del 2016, Roosevelt
recibió la invitación de grupo editorial de Universo Centro y la vocería del
cronista Mauricio López Rueda. “Querían
escribir un libro donde convergieran historias, especialmente de los barristas,
de los hinchas, del aficionado al fútbol de a pie. Mauricio me contactó y yo le
dije que sí. Ya con él, con Pablo Arbeláez Restrepo y otro grupo de amigos y
colegas, habíamos escrito otro por los 50 años de la Liga de Natación de
Antioquia, organización deportiva a la que trabajé durante dos años y medio”,
recuerda el hombre de las letras futbolísticas.
“Jugando en casa es testimonio de
la importancia que tiene el fútbol en la historia de Medellín, de anécdotas y
personajes que al ser protagonistas se han inscrito en lo que hace parte de
nuestra memoria colectiva. Reconocer ese papel nos ayuda a ver el fútbol actual
a la luz de su pasado y nos permite señalar sus retos. No es la historia del
ícono o del ídolo de la pelota medellinense, es la reivindicación del hincha de
fútbol”, expresó en su momento Pascual Gaviria, editor del proyecto realizado
por la Alcaldía de Medellín, en coedición Universo Centro y el apoyo de la
Fundación Taller de Letras.”
Informa a la redonda
De igual forma, jefaturas de
prensa en las que estuvo en su salsa, mostraron otros aportes que se sumaron a
su trayectoria en beneficio del fútbol antioqueño, desde su roll como
periodista deportivo.
“Durante tres años, estuve como
comunicador del Festival Escuelas de Fútbol Copa Acord, rama masculina. Jaime
Herrera Correa me dio la oportunidad de estar al frente de este bonito certamen
deportivo prepony que él organiza a mediados del año. Allí implementamos por
primera vez la tarjeta verde, con los niños del fútbol antioqueño. Fue una
experiencia muy gratificante, que le agradezco a Jaime por esa bonita
oportunidad”, comenta agradecido el ganador del Premio CIPA a la Excelencia
periodística en el 2011 y 2018, en las categorías Mejor trabajo periodístico en
Radio y Mejor trabajo en periodismo Comunitario en televisión respectivamente,
ambos con su colega y amigo Edwin Ortega Ospina.
Además, estuvo al frente de las
comunicaciones del VI Mundialito de Futbol Bello, Ciudad de Progreso, que
realiza el concejal bellanita Luis Carlos Hernández Giraldo, cada cuatro años.
“Fue un reto enorme, pues eran 96
equipos de fútbol divididos en 3 categorías. Cada equipo o club representaba
una selección nacional clasificada al Mundial. Se jugó bajo el mismo sistema de
la cita orbital que organiza la FIFA. Hicimos boletines, carteleras
informativas, un miniprograma de Televisión, transmisiones in situ, en fin: fue
un trabajo enorme, pero muy satisfactorio con las casi 2000 ilusiones
infantiles. Agradezco al concejal y a su equipo de trabajo, por esta bonita
oportunidad que tuvimos al lado de mi coequipero Edwin Ortega Ospina”, reseña.
La Verde en la FIFA
Al máximo organismo del fútbol llegó en mayo de 2019. De la mano de Gladys Romero Bohórquez, la tarjeta verde arribó la Federación Internacional de Fútbol Asociado, FIFA.
Era la tarde-noche del 8 de mayo,
cuando Romero Bohórquez, prima hermana de Roosevelt, llegó con toda la
documentación a las oficinas de la FIFA, con sede en Zúrich, Suiza.
Todo el cúmulo de evidencias
escritas, en video, fotográficas, incluyendo la monografía de grados donde se
conceptualizaba el aporte Fair Play de Roosevelt, fue entregado a Mariana Banús,
Asistente Personal del presidente Gianni Infantino y Directora de Proyectos de
la Fundación FIFA.
“Hoy 8 de mayo del 2019, siendo
las 16 horas 20 de la tarde, me encuentro frente a las instalaciones de la
Federación Internacional De Fútbol, Asociado, Fifa, en la ciudad de Zúrich,
Suiza, con el fin de hacer llegar a señor Dr. Gianni Infantino, presidente de
la Fifa, la tarjeta verde”, decía uno de los apartes del mensaje que, en video,
fue enviado al inventor de la tarjeta verde.
“Le haré entrega de esta la
tarjeta verde y toda su documentación a la señora Mariana Banús, asistente y
secretaria del señor presidente de la Fifa. Dicha tarjeta fue inventada y
creada por mi primo, el hombre del fútbol, el señor Roosevelt Castro Bohórquez,
quien envía esta documentación directamente desde la ciudad de Medellín,
Colombia”, culmina el video-mensaje remitido la familiar del llamado árbitro de
la paz.
“Agradezco a mi prima la hermosa
y diligente gestión de hacerle llegar toda esa documentación compilada por más
de 30 años, en las que muestro su evolución constante y la contribución con el
juego limpio en fútbol, a través de mi tarjeta verde”, comentó en su momento Roosevelt,
cuando laboraba como presentador y productor del espacio televisivo “Relatos
Deportivos”, que se emitía por el Canal CNC Medellín.
La tarjeta verde y la cultura ciudadana en la pandemia
Cuando en 1995 llegaba a su
primer periodo como alcalde de Bogotá Aurelijus Rutenis Antanas Mockus Šivickas
supo que, en su paso por la Casa de Liévano, iba a hacer historia. El
revolucionario político capitalino e hijo de Alfonsas y Nijolė, inmigrantes
lituanos, dejó un gran legado de Cultura Ciudadana.
La utilización de mimos que le
sacaban tarjeta roja a los ciudadanos que no acataban las normas citadinas, la
prohibición de la pólvora y la hora zanahoria fueron algunos de los aportes,
que aparecieron en el contexto de la esta innovadora propuesta de respeto a las
normas y sin violencias represivas de los habitantes de la Capital de la
República.
Casi simultáneamente, y en
Medellín, Roosevelt Castro Bohórquez retomaba su arbitraje didáctico en el
fútbol y lo fusionaba con el de fortalecimiento en valores, para darle al
génesis de su propuesta axiológica de la tarjeta verde.
La analogía del semáforo en la
que se inspiró el inglés Ken Aston para inventar las tarjetas en el fútbol, ha
servido para castigar las conductas anómalas de los diferentes ciudadanos, en
el llamado Planeta Azul. El árbitro británico se dijo: roja castigo la
violencia, amarilla estás en alerta. Sólo le faltó la verde que salió del
ingenio de Castro Bohórquez.
Luego de recorrer por más de dos
décadas y media las canchas polvorientas de Antioquia, la tarjeta verde llegó a
las calles de Medellín, para darle la norma de la ventaja al buen uso del
tapabocas, ante la crisis sanitaria provocada por el coronavirus.
Una alianza público-privada
comandada por la Asociación Colombiana de Empresas de Colombia, antes de
Industriales, ANDI, y la Presidencia de la República extrapolaron la iniciativa
de Roosevelt para darle paso a la campaña “Colombia Arranca Segura”.
Bruce Mac Master, presidente de
ANDI, explicó los alcances de la propuesta pedagógica y de cultura ciudadana,
que buscaba un comportamiento responsable de cada uno de los colombianos frente
a la crisis sanitaria.
La Alcaldía de Medellín le dio su
espaldarazo total, con el plan “Medellín Me Cuida”. Desde la Secretaria de
Cultura Ciudadana le dieron la norma de la ventaja a esta propuesta, para
expulsar a los ciudadanos que no acataran las reglas de juego contra el Covid
19. Tarjetas verdes para los cívicos y las rojas para los indisciplinados, fue
la manera de calificar el comportamiento ciudadano frente a la pandemia y el
uso del tapabocas.
Roosevelt se vistió de árbitro de
fútbol y entró en escena su alter ego llamado Agapito Silva. Así recorrió las
calles de Medellín implementando esta buena estrategia de Cultura Ciudadana.
“Presenté mi apoyo total a esta
bonita campaña enmarcada en la Cultura ciudadana, que extrapoló mi propuesta
Fair Play o de juego limpio de más de 30 años y con la que he premiado ese
comportamiento respetuoso a la norma de los diferentes públicos del fútbol, en
mi caso, pero que lo hice con todos los medellinenses en la buena utilización
de los tapabocas. Fue un aporte al fútbol también”, concluyó Agapito Silva o
mejor Roosevelt, también llamado cómo “El juez de los valores”.
Exaltado el Fair Play ciudadano
Esta acción de Fair Play
Ciudadano fue documentada con una crónica televisiva que realizó el periodista
Edwin Ortega Ospina y que tituló: “La tarjeta verde que premió el autocuidado
en la pandemia”.
“La emitimos por mi programa de televisión comunitaria llamado A Todo Deporte. La puse a consideración a los Premios de Periodismo Alcaldía de Medellín y logramos ganar en la categoría especial “La Cultura en tiempos de Pandemia”. No solo fue un logro personal sino un premio para Roosevelt por su contribución al desarrollo del fútbol antioqueño, pues su estrategia de juego limpio nació en las entrañas de las canchas del balompié aficionado paisa”, comentó Edwin Ortega Ospina, director del espacio televisivo que se transmite por Teleboyacá.
De igual forma, otro galardón se
ganó el periodista Pablo Arbeláez Restrepo.
Con la cónica «La tarjeta verde que premió el buen uso del tapabocas»,
publicada en el diario digital «Cápsulas de Fútbol», el cronista deportivo
salió triunfador en la categoría «Mejor trabajo en prensa escrita» por parte
del jurado calificador del Primer Premio de Periodismo Deportivo ACORD
Antioquia.
«Exponer la vida en los picos
altos de tiempos de pandemia es un hecho que solo pocas personas pueden contar.
Y una de ella es el periodista Roosevelt Castro, quien, movido por su
inquebrantable campaña de promoción de la Tarjeta Verde, de la cual es su
creador, se dio a la tarea, en compañía del reportero gráfico Walter Urán, e
igualmente de la mano de la Secretaría de Cultura del municipio de Medellín, de
promover el uso adecuado del tapabocas en tres sitios del deporte de la Capital
de la Montaña.
La crónica busca resaltar los
valores que fortalecen el tejido social, gracias a la decidida acción de un
comunicador social que también es árbitro de fútbol, quien trasladó de los
campos de juego a las calles el empleo de la Tarjeta Verde, como una forma de
premiar, o llamarle la atención, por medio de la utilización de otras
cartulinas de diferentes colores, a aquellas personas que no acataban las
normas vigentes en espacios relacionados con la actividad física y el deporte.»
Esta fue la justificación del
jurado para otorgarle el galardón al connotado periodista antioqueño.
«Fue un honor y una dicha seguir al pie y poder contar esa bella historia sobre la tarjeta verde de Roosevelt Castro en tiempos de pandemia. Darle las gracias a Capsulas de Alfredo Carreño por acoger el trabajo el cual tuvo eco en la Acord Antioquia. Gracias a la Acord Antioquia por esta distinción que estimula el trabajo periodístico y la función social que cumple» manifestó agradecido Pablo Arbeláez Restrepo.
Regresa HISTORIAS A LA REDONDA
En la actualidad, está reeditando
su programa televisivo Historias a la Redonda. “Gracias a la gentil invitación
de Jarvi augusto Escobar Sánchez, estoy emitiendo el programa por el canal
virtual de Sinergia TV”.
Con los objetivos primigenios de
reconocer sin mezquindades a la gente con el fútbol construye un mundo mejor y
en paz, Roosevelt presenta, investiga, reedita y dirige su espacio televisivo.
Además, sigue con su campaña
institucional “Tarjeta Roja a la Violencia” y realiza un sondeo semanal con la
gente del fútbol acerca de las bondades y beneficios de su estrategia Fair Play
de la tarjeta verde.
Igualmente, realiza podcasts con
los audios de su proyecto televisivo.
“Quisiera que me dieran la
oportunidad de mostrar mis historias en uno de nuestros canales, ya sea en
Teleantioquia, Telemedellín o Televid, en este periodismo para la vida, para la
reconciliación y para el amor, que desde hace rato pregono. Igualmente, que me
permitan implementar mi tarjeta verde en todos los ámbitos del fútbol en
nuestro país”, comenta con ilusión el coautor del libro “Jugando en Casa.
Historias de la cancha. Hazañas de tribuna”.
En silencio he sufrido tantas penas/ por
ser mi alma tan buena y no poderla controlar/ ¡Qué pesar! / si nunca he dado
motivos/ no conozco el egoísmo/y a nadie le hago mal. (bis)/
Si esa es la vida/la que nos marca el
camino/que debemos recorrer/para mal o para bien/a mí me toco esta ruta/y que
le vamos a hacer/si hay que perder/aun no estoy resignado/déjenme seguir
luchando/que mi deseo es vencer. (bis)/
Soy sincero/aunque tengo mil defectos/no
soy el hombre perfecto/yo tan solo soy normal/ ¡Qué será/y hasta me han
sorprendido/por ser humilde y sencillo/
me han querido maltratar. (bis)/
Si esa es la vida / la que nos marca el camino… (bis) /
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