Por: Roosevelt Castro B.
Cuenta la historia que, contrario a su rival
de plaza, el Medellín nació en la noble cuna de la élite antioqueña enriquecida
por el oro y la exportación del café al Viejo Continente y Estados Unidos.
El primer balón, traído de
Inglaterra en 1910 por el comerciante antioqueño Guillermo Uribe Olano, rodaba
libre por las silvestres mangas medellinenses, rompiendo con una lúdica rural que
era del divertimento de muchos de los habitantes de “La Bella Villa”.
Fue el teniente de la policía paisa
Alberto Uribe Piedrahita quien le dio el puntapié inicial a la fundación de un
equipo que representara a los nativos de una ciudad que se envalentonaba como
gran metrópoli.
La idea inicial era enfrentar a
“los Extranjeros” del Sporting, equipo primigenio en la Capital de la Montaña,
fundado en 1913 por Jorge Herzig, un joyero y relojero suizo, nacido en St
Ennier, quien vino a Medellín en 1911 contratado por la Casa Bachmman &
Cia, pero luego se independizó creando su propia joyería, La Joya.
Uribe Piedrahita se unió a los
empresarios Guillermo Greffenstein, Enrique Villa, José Luis Restrepo, quienes
le dieron el saque inicial al Medellín Foot-Ball Club, un 14 de noviembre de
1913. El equipo fue conformado por
muchos jóvenes de la clase alta medellinense, quienes estudiaban en el Colegio
de San Ignacio e igualmente algunos policías compañeros del fundador.
Las explanadas del Bosque de La
Independencia (hoy Jardín Botánico), la Cancha de Los Belgas (en las cercanías
del Hospital San Vicente de Paul) y la de Miraflores (En el sector de Loyola en
el Barrio Buenos Aires), fueron testigo mudo de los enfrentamientos filantrópicos
de este onceno que se ganó el cariño de los obreros medellinenses.
Vestidos con pantaloneta blanca
hasta las rodillas, camiseta blanca con franjas verticales negras, los jugadores
del Medellín disputaron con ardentía los partidos con altruista lúdica. Luego
cambiarían a los ya tradicionales rojo y azul. Fue en el año 1939 cuando el
Medellín cambia de armadura.
Luego de jugar varios partidos benéficos para ayudar a la construcción del Asilo de Ancianos o la fundación del Cuerpo de Bomberos e igualmente de ganar torneos importantes como la Copa Jiménez Jaramillo en 1923, el balón cruzó la barda y la barriada obrera siguió con el legado de este equipo para salir de su cuna de oro y crecer con los artesanos medellinenses, nombre al que aludía los trabajadores de múltiples oficios sin títulos universitarios. Así se convirtió en este verdadero “Equipo del Pueblo”.
Medellín crecía y se transformaba a pasos agigantados y ante ese avasallante proceso de modernización que vivió la ciudad, la pelota también mutó en sus usuarios. El balón pasó de ser ese objeto suntuario y casi que sagrado de la élite antioqueña a convertirse en ese útil lúdico de los obreros de una ciudad que crecía a gran velocidad.
Fue José María Burgos, conocido
como “El Cura”, el que le dio ese tinte popular que luego lo acompañaría en el
imaginario de sus seguidores. Los ricos comerciantes de la ciudad fueron
perdiendo el entusiasmo y el equipo desaparecería. Pero es el joven Burgos el
que, con su arrebato pueblerino ya que había nacido en Fredonia, reúne un grupo
de obreros de La Asomadera y funda el equipo al que llamó “Romanos” para luego
llamarlo Real Madrid y más tarde retomar el nombre de Medellín F.C.
Es el año de 1933, cuando “El Cura” rebautiza al equipo con el nombre de Medellín F.C. y lo impregna de pueblo. Tres años después, su archirrival de plaza daba sus primeros pasos en la Manga de Don Pepe con el nombre de Unión, de la mano de Guillermo Hinestroza Isaza, para salir de la barriada medellinense a la élite mundial.
Las estrellas y su fulgor
empezaron a iluminar el universo rojo. A
la Copa Jiménez Jaramillo se lograron otras en el ámbito nacional, varias de
ellas investida con los colores de la selección Antioquia. El DIM fue amo y señor del fútbol aficionado
en Antioquia. Ocho títulos en el ámbito departamental casi consecutivos desde
el año 1937 hasta 1945, mostraron la grandeza de un equipo, al que ya lo
llamaban “Poderoso” entre los corillos futboleros.
Otros nueve títulos en el fútbol
rentado colombiano, 3 de ellos en la Copa Colombia, lo ponen en la élite
futbolera cafetera. Las temporadas de 1955, 1957, 2002-II, 2.004-I, 2.009-II y
2.016-lo ven subirse a lo más alto del podio de la Liga. Igualmente, y para las
temporadas de 1981, 2019 y 2020, obtienen el título de la Copa Colombia y se
convierten en amos y dueños de este campeonato en el país.
Así, los apelativos de “El
Poderoso de la Montaña”, “El rey de Corazones”, y especialmente “El Equipo del Pueblo”
cobraron una vigencia, quedando en el ADN del hincha rojo en 110 años de
historia.
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