viernes, 29 de agosto de 2008

Jaime Herrera: Un pasión a la redonda

Por: Roosevelt Castro B.

Cuando un 10 de junio de 1970, y en los inicios de la Copa del Mundo de México, nace Jaime Herrera Correa, en el barrio Robledo Aures, la tierra del gimnasta Jorge Hugo Giraldo, pocos creerían que iba a ser un “predestinado del fútbol”. Sí, Jaime nació con su sino marcado por la pelota. El penúltimo hijo entre 5 hermanos de Jaime de Jesús, un supervisor de una empresa de vigilancia, y de Luz Marina, una humilde enfermera jubilada de la Clínica Cardiovascular de Medellín, lo vieron evolucionar como ser humano y como persona cuando lo matriculan en la Escuela Fe y Alegría”. Después pasa su bachillerato en Liceo Antioqueño y en el Colegio Juvenil Antioqueño, donde culmina sus estudios secundarios.
La pelota no le es ajena. En su niñez y después de muchas frustraciones como portero, ya que siempre le convertían los goles en lo últimos minutos del partido, decide convertirse en entrenador. A los 15 años empieza “esta nueva carrera “ con su amiguitos del barrio, labor que todavía sigue desempeñando.
A las cercanías del Atanasio Girardot se trasladan todos los Herrera Correa, 3 hermanos y una hermana, para continuar con sus sueños del balón..
Este periodista y comunicador de la Universidad Pontificia Bolivariana desde 1996 siempre ha sido un doliente del la pelota. Desde la dirección técnica en los equipos de “canabis” en los torneos del Club Juvenil Lourdes, del barrio Florida Nueva Estadio en Medellín hasta su capacitación permanente con todo lo que tenga que ver con la lunareja como el CENEF, Herrera Correa a mantenido esa pasión permanente.
Es inquietud por conocer todos los intríngulis del balón también lo han matriculado en cursos de arbitraje, en semanarios de fútbol y muchos más. Ahora, Herrera Correa esta inmerso en un posgrado de Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma Latinoamericana.
Este agremiado de asociaciones periodísticas como el Circulo de Periodista y comunicadores de Antioquia (CIPA) y de la Asociación Colombiana de Periodistas Deportivos (ACORD-Antioquia), ha contribuido con la difusión y el crecimiento de los hombres del balón, cubriendo más de 16 finales del torneo colombiano, tres eliminatorias suramericanas, dos copas América, cuatro Finales de la Copa Santander Libertadores de América , desde su vinculación por más de una década al periódico “El Colombiano”. Su talento periodístico fue reconocido en el 2005, por el “Premio Excelencia periodística CIPA” al “mejor trabajo en prensa”.
Su aporte social con la creación del Torneo Escuelas de fútbol, que se realiza cada año en la época vacacional de mitad de año de los infantes, ha contribuido en la formación de valores de muchos niños ansiosos de conocer los secretos de la pelota. Igualmente, le revela los secretos de la vida a su hijo Juan Sebastián, “fuente de su inspiración” como lo califica.
Pero no sólo esto ha acontecido en la vida de Jaime. Su incesante pasión por el fútbol lo ha llevado a verter sus vastos conocimientos a muchos estudiantes de periodismo, deseosos de escribir la historia de las grandes hazañas de los hombres de la pelota. Sus alumnos en la Universidad Cooperativa de Colombia, la Corporación Universitaria Ideas y de la Escuela Colombiana de Comunicaciones de Wbeimar Muñoz Ceballos han encontrado un aliado y un cómplice de su gran amor por el fútbol.
Hoy Jaime Herrera Correa, el esposo amoroso de Merlyn Álvarez “ese faro que no deja de alumbrar en todas las etapas de su vida”, como lo expresa en el prólogo de su libro, sigue soñando con un mundo mejor con la redonda y le escribe, con moldes de oro, todo su amor en “La pasión del fútbol colombiano”.
En 29 capítulos compendia el discurrir de los hechos y personajes más significativos de la historia del balón en nuestro país. Carlos “el pibe” Valderrama, Víctor Aristizábal, René Higuita, Gabriel Ochoa Uribe y Francisco Maturana, ente otros, muestran todo su contribución con la pelota, en la pluma de Herrera Correa.
La promesa que le hiciera a su amigo Guillermo Ramírez Cárdenas de escribir de Luís Fernando “Chonto” Herrera y de Adolfo Pedernera ya se la cumplió aunque tardía, pues su eterno compañero se fue para el cielo, pero de pronto desde allá lo estará mirando junto con Pedernera y otros virtuosos del balón y viendo como “se salió con la suya” al convertir su mejor gol en las letras.

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