jueves, 24 de mayo de 2007

ANDREA CHAVARRIA: Una Tarjeta Roja al Machismo

Por: Roosevelt Castro B.


La vida esta llena de grandes paradojas. Dicen que hay oficios ingratos pero quienes los asumen parecen disfrutarlos. Uno de ellos: el ser madre. Otro: el de ser árbitro de fútbol. En Andrea Patricia Chavarria Guerra se unen estas dos paradojas de la vida: Ser mamá y ser jueza del balón.

Sí, Andrea Patricia ha ejercido ese duro oficio de ser madre desde hace más de 8 años, cuando, al unirse en matrimonio con Gustavo Wbeimar Madrid Vásquez, nace su primogénita Saray Valentina.

Luego de 2 años en unión libre, un 22 de enero de 2000, en una iglesia cristiana de Cartagena, Andrea patricia se une en vínculo matrimonial a Gustavo Wbeimar a quien conoció un día cualquiera de 1998, cuando, y con una amiga, se van en busca de empleo a su empresa de confecciones.

Esta bachiller del Colegio Ferrini vive en el barrio Castilla de Medellín. Allí no sólo le toca ejercer ese duro y desagradecido oficio de ama de casa sino que, además, es una talentosa famiempresaria de confecciones de Blue Jeans.

El de impartir justicia en las canchas del fútbol aficionado lo ejerce desde hace tres años. Es una tarjeta roja al machismo.

Es que el fútbol lo lleva en la sangre: lo jugó por más de un lustro, pero lo abandonó por motivos personales, luego de actuar como delantera en los equipos de Itagüi.

Su ojos color miel contrastan con los amargos momentos que tiene que pasar al administrar justicia, en el terreno de juego. Es que los insultos, los improperios en que a veces prorrumpe el público en contra de los y, en este caso, las de negro son motivos suficientes como para querer abandonar este duro y desagradecido oficio.

El apoyo constante de muchos compañeros y colegas del arbitraje la motivan para seguir adelante con este apostolado y no abandonar las tarjetas y el pito a ésta Itangüiseña, nacida bajo el signo de libra, un 7 de octubre de 1978.

Mientras se viste y se prepara para pitar el partido que le corresponde, Andrea Patricia, la “benjamina” de la familia Chavarria Guerra, evoca el apoyo de su padre Miguel Ángel, un jubilado de un colegio de monjas en Ituango y quien tuvo que huir desplazado por la violencia hacia la ciudad de Medellín y buscar un mejor estar para su familia. Además, el soporte anímico de su hermano y sus siete (7) hermanas a la hora asumir este nuevo reto en su vida.

Dice Eduardo Galeano, en su libro “Fútbol a sol y sombra”, que el arbitro es arbitrario. Andrea Patricia no lo es a la hora de indagársele hipotéticamente acerca de su apoyo decidido a su hija Saray Valentina en caso de optar por seguir sus pasos, ya que su madre María Jesús no pudo verla ejerciendo esta dura tarea de impartir justicia en las canchas de fútbol, pues falleció a finales del 2006.
Dicen que soñar no cuesta nada. Sus sueños siguen proyectados a seguir los pasos de María Edilma Garcia, la única mujer árbitro FIFA de Antioquia, para ello se prepara física y mentalmente.

Las pruebas nacionales realizadas en Armenia, el 28 de abril de 2007, por parte de la Comisión Nacional Arbitral las pasó con muy buenas calificaciones.

Los resultados no se hicieron esperar: fue nombrada como cuarto árbitro, en el partido Rionegro y Barranquilla, de la Primera B profesional de nuestro país, realizando un auspicioso debut, el 5 de mayo de 2007.

Los sueños de Andrea Patricia siguen vestidos de negro: quiere pitar un Suramericano de Fútbol Femenino, por ello su preparación ha sido muy amplia y extenuante, par demostrase y demostrale a otros que en, cuestiones arbitrales, no es un "sexo débil".

Son las ilusiones de una mujer que, contra viento y marea, lucha por abrirse y ganarse un espacio en este duro camino del arbitraje; ilusiones que confecciona Andrea Patricia Chavarria Guerra, en el día a día, con un pito y unas tarjetas como armas de paz y amor.

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