sábado, 3 de septiembre de 2011

Jonathan y sus sueños a la redonda

“Todo lo que construí con el fútbol me llevó a ser contratado por el equipo del que fui hincha en mi niñez, el Atlético Nacional y por eso estoy muy feliz”: Jonathan Álvarez Isaza.
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Es de Buenos Aires y es futbolista pero no es argentino. Hoy se presenta en sociedad con su nuevo equipo, el Atlético Nacional, en partido amistoso ante Millonarios (8:00 p.m.), en el Atanasio Girardot.


Roosevelt Castro B.


Sus sueños y la ilusión con la redonda se los inculca su padre Humberto, quien le espeta que “hay que tener metas en la vida y las metas hay que cumplirlas”. Con esa sentencia paterna, Jonathan Esteban Álvarez Isaza empieza a ver rodar el mundo del balón.
“Mi papá jugó fútbol como lateral izquierdo y lo hacía muy bien. Él tuvo una escuela de fútbol en el barrio Buenos Aires, donde me inicié. Nos “vendió” a mi hermano menor Cristian y a mí la ilusión y nos inculcó ese gran amor por la pelota, que todavía hoy nos mantiene vivos”, recuerda el nuevo volante de Atlético Nacional.
Sueños de balón
Las travesuras infantiles y el balompié, la única lúdica que conocía, las empieza a desarrollar en la escuela de fútbol de su padre Humberto y en los recreos del Beato Salomón donde realiza sus estudios primarios, con la mirada cómplice de su madre Claudia.
En el Club Pilsen se oficializa su ingreso al mundo del balón. “Allí jugué con Fredy Porras durante dos años en los torneos de la Liga Antioqueña de fútbol. Con ellos aprendí mucho, con mi papá que me decía que en la vida hay que tener metas y que siempre hay que cumplirlas y con Fredy quien siempre me orientó en ese camino”, rememora Jonathan Álvarez.
Una decisión paterna transforma la vida de la familia Álvarez Isaza: se trasladan al municipio de Envigado. “Hace diez años nos vinimos y el sueño de llegar al fútbol profesional se acrecienta cuando me inscriben en las divisiones menores del Envigado Fútbol Club. Allí don Gustavo Upegui (q.e.p.d)me colabora mucho y me decía que yo tenía que ser jugador profesional”, dice con nostalgia el hermano mayor de Cristian y María Camila.
Sus estudios secundarios en el Inem José Félix de Restrepo lo ven escapándose de clase para seguir soñando con la lunareja. “Al principio, a mis padres les dio muy duro y eran muy reacios pero luego entendieron que esto era lo mío, cuando Envigado me da la oportunidad y debuto con ellos en el 2003”, comenta el novio de Manuela, estudiante de diseño gráfico en Cali.
Luego va a prueba al Internacional de Porto Alegre en Brasil. Su paso por las tierras de la samba y de Pelé no llenaron sus expectativas. Regresa al Pereira, donde no tuvo muchos partidos y se vino para Medellín para luego recalar en el Rionegro de la primera B. “En Rionegro me fue muy bien, tanto así que el América de Cali me llevó pero por incumplimiento del contrato renuncio y tan solo un mes después soy fichado por el Deportivo
Cali, que adquirió mis derechos federativos y económicos. Con ellos salgo campeón de la Copa Colombia. Todo ello me llevó a ser contratado por el equipo del que fui hincha en mi niñez, el Atlético Nacional”, expresa con una rapidez pasmosa como lo hace con sus pases de gol a su compañero de equipo Diego Álvarez.
Hoy empieza a escribir su historia con el Cuadro Verde, cuando se enfunde la camiseta del equipo de sus amores... todo un sueño cumplido.




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